Jerez de la Frontera, 11 agosto 2010 [
FARO]. Nuestro colaborador
E G Martín Vicente nos envía esta crónica de los actos de ayer:
Actos conmemorativos del 74º aniversario del martirio de Antonio MolleEn la tarde del día 10 de agosto de 2010, festividad de San Lorenzo, se celebraron, un año más, los actos conmemorativos de la muerte del mártir carlista
Antonio Molle Lazo, ocurrida en Peñaflor (Sevilla) en tal día de 1936.
Es sabido que el horrendo y sañudo suplicio que le infligieron los secuaces del Frente Popular –donde el PSOE y el PCE, entonces sin el disfraz de IU, eran dos de sus organizaciones relevantes– revistió todos los visos de una muerte martirial; hasta el último hálito de vida consciente, Antonio no cesó en sus vivas a Cristo Rey.
El acto comenzó a las 18:00 en la basílica jerezana de Nuestra Señora del Carmen Coronada –templo que acoge el mausoleo del mártir– con la reunión plenaria de los miembros de la Asociación Pública de los Fieles de Cristo Rey, entidad constituida con la finalidad de mantener la devoción a la figura de Antonio Molle y con el encomiable propósito de proporcionar la colaboración precisa para que su proceso de canonización llegue a buen término.
Al margen de cuestiones de puro trámite e índole estatutaria, la Junta de Gobierno de los Adoradores planteó gestionar ante el señor obispo de Jerez de la Frontera,
D. José Mazuelos, dos actuaciones para vigorizar el proceso de canonización del mártir de la Tradición y derivadas tanto del cambio de titular de la diócesis como del abandono como postulador de la causa de
D. José Francisco Guijarro, y que pasan por la solicitud de retornar nuevamente a la jurisdicción eclesiástica de Jerez de la Frontera el expediente de canonización así como el nombramiento de un nuevo postulador para la causa de canonización.
Dentro de esta asamblea se recogieron las palabras de un asistente que no podemos dejar de reflejar por la honda emoción que suscitaron entre los presentes: refirió cómo las actuales Hermanas de la Cruz de Peñaflor, la vida de cuyas mayores fue salvada en buena medida por la actuación de Antonio Molle, aunque ello le costara la suya, le siguen rezando diariamente dado que ellas le consideran
nuestro santo.
En el Convento de la Cruz, arquitectónicamente diferente de aquel que ocupaban las religiosas en 1936, las hermanas conservan la cruz que coronaba el monolito erigido en el lugar del martirio de
Antonio y que fue arrasado por los herederos políticos de los frentepopulistas; en parte por el odio visceral que siguen destilando contra figuras de su significación y presumiblemente para ir borrando huellas de los crímenes contra el género humano cometidos por sus antecesores en los años treinta.
Finalizada la asamblea de los Fieles de Cristo Rey, a las 20:00 se ofició una misa en la que el celebrante, además de glosar la figura generosa y piadosa de
Antonio Molle, elevó preces por su eterno descanso.
Sobre las 20:45 se pasó a rezar un responso a la capilla de Cristo Rey, donde se encuentra el mausoleo de Antonio Molle, engalanado este año con el banderín del
Tercio de Nuestra Señora de la Merced, depositado por un hijo de
Victoriano Ruiz, compañero de armas de
Antonio y con el propósito de mantenerlo permanente junto a los restos de quien, sin duda fue el más meritorio requeté de esta unidad. El silencio que se respiraba en la capilla luego de los rezos era un reflejo sobrecogedor de la densa y contenida emotividad ambiental.
Finalizado el responso,
D. Sixto de la Calle, antiguo combatiente del Tercio de la Merced que conoció personalmente al
mártir de la boina roja –como le denominó otro de sus biógrafos,
D. Ángel García– y que ha hecho objeto vital de su dilatada vida el evitar que la figura de
Antonio no sólo no quede relegada al ostracismo sino que desde los Adoradores de Cristo Rey ha manejado cuantos resortes ha podio para perpetuar su memoria, estando a la espera de contemplar el que quizás sería su mayor anhelo: la canonización de su correligionario de Tercio.
D. Sixto nos recordó, entre otros detalles, cómo estando acuartelado con Antonio, éste ya previó que la contienda recién comenzada se avecinaba larga, cuando la mayoría pensaba que sería algo rápido, similar a las asonadas decimonónicas.
Entre vivas muestras de simpatía,
D. Sixto nos habló de la visita al mausoleo de
S.A.R. D. Sixto Enrique de Borbón años atrás; en esa misma línea de cordialidad citó elogiosamente tanto a algunos destacados miembros del
Círculo Cultural Antonio Molle Lazo, principalmente el profesor
Miguel Ayuso, como a la revista
Verbo.
Con toda certeza, fue una de nuestras mayores y más sentidas satisfacciones, el conocer a
familiares directos de Antonio Molle, concretamente a su sobrino
Manuel y a su sobrino-nieto,
Antonio; los cuales asumen con todo orgullo la herencia moral de su tío.
D. Manuel Molle nos evocó la visita que recibió en los años sesenta de los a la sazón Príncipes de Asturias,
SS.AA.RR. D. Carlos Hugo de Borbón y su esposa
Dª Irene, todavía entonces
fieles al espíritu de la Comunión Tradicionalista-Carlista. Y su hijo Antonio nos hablaba de la desazón que produjo en su abuelo, el hermano de Antonio, el nombramiento del actual
inquilino de La Zarzuela por quien entonces lo podía todo en el terreno temporal de España.
Nos anticiparon que la casa familiar situada frente a la Basílica del Carmen se encuentra en fase de restauración con el objeto de instalar allí, a modo de museo familiar, los numerosos recuerdos personales que poseen de Antonio, algunos verdaderas reliquias como su boina carlista ensangrentada o la bandera en la que fue amortajado por los correligionarios del Tercio.
Nos hablaron de que la adscripción de
Antonio Molle a la
Comunión Tradicionalista, se explicaba además de por el carácter resueltamente católico de esta organización y su movilización para defender centros de culto ante la barbarie republicana, por ser los Molle una familia de recios carlistas de al menos dos o tres generaciones anteriores a la de
Antonio.
Rematamos esta crónica, como no puede ser menos, con:
Antonio Molle RUEGA POR NOSOTROS, para mantener nuestra perseverancia en la Causa de la Legitimidad para las Españas, y que un día no lejano, nos sea permitido contemplar tu santidad reconocida en los altares.