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06 octubre 2021

Mensaje de Don Sixto Enrique de Borbón a los carlistas

 

Mis queridos carlistas:

He aceptado la renuncia del Profesor José Miguel Gambra como jefe de mi Secretaría Política y, por consiguiente, como Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista. Quiero expresar mi profundo agradecimiento por sus años de servicio y dedicación.

Por el momento no voy a nombrar un nuevo Jefe. La Secretaría Política, bajo mi directa supervisión, continuará dirigiendo la Comunión Tradicionalista.

Me propongo próximamente renovar o confirmar las jefaturas regionales carlistas en España, para facilitar que nuestra Comunión recupere su estructura de siempre. Seguirán, por supuesto, los círculos y demás asociaciones, tanto en la vieja España como en el Ultramar, que tanto están floreciendo durante estos últimos años.

No hay carlismo sin disciplina dinástica. La Divina Providencia quiso que yo encabezara la Dinastía legítima; yo a mi vez dirijo a la Comunión legitimista mediante mi Secretaría Política, a la que ninguno puede negar reconocimiento sin negármelo a mí.

Sixto Enrique de Borbón

Lignières, 27 de septiembre de 2021.

15 mayo 2021

San Isidro y Carlos María Isidro. Reyes legítimamente madrileños y progreso de la agricultura


San Isidro Labrador. Hornacina en el Puente de Toledo. Imagen esculpida en 1723 por Juan Alonso Villabrille y Ron y Luis Salvador Carmona

En esta fiesta de San Isidro Labrador, patrono de Madrid, vamos a recordar a los muy madrileños reyes que dan su nombre al tradicionalismo español, el carlismo. Empezando por el primero de ellos, quien también tenía al santo madrileño por patrono personal.

Nacido en Aranjuez el 29 de marzo de 1788, al futuro Rey Don Carlos V se le impusieron los nombres de Carlos, por su padre y por su abuelo; María, por la gran devoción de su Casa a la Santísima Virgen; e Isidro, por el patrono de la villa y corte.

El Infante Don Carlos María Isidro de Borbón y Borbón Parma, por Vicente López

En el Palacio Real de Madrid pasaría gran parte de su vida, y allí nacería en 1818 su hijo y sucesor Don Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza, el futuro Carlos VI. Tras la muerte de éste en 1861 le sucedería brevemente su hermano Juan Carlos María Isidro de Borbón y Braganza, Juan III, que había nacido en Aranjuez en 1822.

Como es sabido, San Isidro es también patrono de la agricultura. En cuya mejora tuvo gran interés Don Carlos María Isidro, protector de las ciencias, las artes y los oficios. Quede como muestra esta «Disertación sobre el modo de perfeccionar la agricultura por los conocimientos astronómicos y físicos, y elevarla al grado de ciencia físico-matemática. Leída en el Real Jardin Botánico de esta corte á presencia del Sermo. Sr. Infante Don Carlos María el día 18 de Octubre de 1815» por José Mariano Vallejo y Ortega, «Individuo de la Real Sociedad Económica Matritense, y de otros establecimientos científicos». Madrid, 1815.

Su legítima sucesión al trono supondría para Don Carlos María Isidro la guerra y el exilio, donde abdicaría en su hijo Carlos VI en 1845 y moriría en 1855.

¡Qué gran rey perdieron los madrileños, y con ellos todos los españoles!

No conviene olvidar hoy el gran afecto que siente por Madrid el actual sucesor de Don Carlos V, Don Sixto Enrique de Borbón, Duque de Aranjuez.

06 enero 2020

Epifanía del Señor, Santos Reyes: Día de la Monarquía Tradicional

Adoración de los Reyes Magos, por Francisco Bayeu (1791)
Oratorio del Rey, Palacio Real de Aranjuez
El Círculo Cultural Antonio Molle Lazo, de la Comunión Tradicionalista, aprovecha la fecha de hoy para desear felicidades a sus socios, amigos y correligionarios, por las Navidades y el Año Nuevo.

Pues esa parte restante de las viejas Españas, situada en la península ibérica, sufre desde hace tiempo un nuevo acoso, doctrinario al inicio, real al final, del enemigo europeo. Una Europa que no es sino el subrogado secularizado de la vieja Cristiandad, de la que las Españas fueron parte primero, continuación después y relicto hoy que no permanece sino en pequeños grupos fieles a una civilización de base católica, comunitariamente vivida, en ocasiones contra las propias jerarquías de la Santa Iglesia Católica, cuyo designio pareciera ser completar la revolución liberal, llevando a sus filas a quienes secularmente y hasta el momento le han sido refractarios. Por eso el discurso en pro de una «laicidad» no «laicista», círculo cuadrado del liberalismo de matriz anglosajona, hoy tan en boga en ambientes quizá sanamente conservadores, pero objetivamente cómplices con el error liberal, a través de sus conocidas (también por sus efectos destructivos) versiones de los sedicentes liberalismo católico y democracia cristiana, en buena parte dirigidos por quienes alguna vez militaron bajo nuestras banderas, pero les faltó la esperanza.
[...]
El Carlismo, anclado en la mejor tradición católica, tiene mucho que decir en la situación presente de España y de los pueblos hispánicos. Son muchos los que, angustiados, no saben sin embargo qué camino tomar, y lo hacen a través de respuestas infundadas, puramente reactivas o simplemente inconducentes al fin de orientar de nuevo el rumbo de nuestros destinos colectivos. A ellos también llamo a venir a nuestras filas. Donde no se encuentran puros proyectos de coyuntura, tantas veces prolongados en el tiempo sólo por romanticismo, pero que no guardan ni verdadera sustancia teórica ni adaptación a la entraña de nuestra constitución natural. Donde, sin embargo, se halla el servicio perenne a Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo y Señor de las Españas. En torno a esa realeza social se concreta el gran debate de todos los tiempos, que se presenta insuperable en nuestros días. Que el Niño de Belén, manifestado a los gentiles en los Reyes Magos, nos acompañe este nuevo año en medio de nuestros quehaceres y tareas para la venida de Su Reino.

Del mensaje de Don Sixto Enrique de Borbón a los carlistas,
en la fiesta de la Monarquía Tradicional de 2008.

16 noviembre 2019

Lotería de Navidad 2019 del Círculo Molle Lazo

Un año más, el Círculo Molle Lazo pone a disposición de socios, amigos y simpatizantes participaciones de la Lotería de Navidad. Este año recordando, en sencillo pero muy sentido homenaje, a don Alberto Ruiz de Galarreta, que Dios tenga en su gloria.

El número elegido es el 87.718 y cada participación cuesta 5 € (cinco euros), de los que se juegan cuatro para dicho número en el sorteo de la Lotería Nacional que tendrá lugar, D.m., el 22 de diciembre de 2019; quedando un euro de donativo al Círculo.

Animamos a todos no sólo a comprar sino a venderlas en su entorno, para colaborar con el Círculo Molle y la Comunión Tradicionalista, además de compartir la suerte que el Niño Dios nos depare en este sorteo.

La cantidad mínima que se enviará por correo es de 10 participaciones, pagaderas por adelantado por medio de transferencia. Para adquirir participaciones o talonarios completos (cincuenta participaciones) se puede escribir al correo electrónico del Círculo.

20 enero 2018

Madrid, 27 de enero. El Coronel Borbón, un artillero español en el Real Ejército de Bélgica 1914/1945

Don Javier de Borbón, la Reina Isabel de los Belgas y Don Sixto de Borbón
El Coronel Borbón, un artillero español en el Real Ejército de Bélgica 1914/1945

por el Dr. Rodolfo Orantos Martín


Dentro del programa de formación del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo para el curso 2017-2018, este seminario sirve como colofón de los actos por el XL aniversario del fallecimiento de S.M.C. Don Francisco Javier de Borbón y Braganza (+7 de mayo de 1977), Javier I, Rey legítimo de las Españas, Duque de Parma, que se iniciaron en el Real Monasterio de Santa María del Puig de Valencia el pasado 6 de mayo de 2017, presididos por S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón.

La conferencia es fruto de la investigación original realizada por el ponente sobre el servicio de Don Javier de Borbón en el Ejército del Reino de Bélgica. A tal efecto, el Dr. Orantos ha conseguido, en el Museo del Ejército de Bruselas, las hojas de servicio de Don Javier y de su hermano Don Sixto en la Primera Guerra Mundial, documentos inéditos en España. Está, además, tramitando el acceso a la hoja de servicio de Don Javier en la Segunda Guerra Mundial (material no desclasificado que sigue custodiado por el Ejército y que no ha pasado todavía al Museo como fondo cultural de archivo).

La conferencia tiene cuatro partes: 1ª) Quién era el Coronel Borbón; 2ª) La nacionalidad española del Coronel Borbón; 3ª) La Primera Guerra Mundial; y 4ª) La Segunda Guerra Mundial.

Rodolfo Orantos Martín es Doctor en Derecho por la Universidad de Extremadura, Premio Extraordinario de Doctorado. Está en posesión de otros títulos como el de Máster Oficial Universitario de Investigación en Ciencias Sociales y Jurídicas, en la misma Universidad; el de Máster en Economía y Dirección de Empresa del Instituto de Estudios Superiores de Empresa (IESE); y el de Grado Arquitecto Técnico en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad Alfonso X el Sabio. Entre sus libros publicados cabe citar El Nuevo Valor de la Corona y La Soberana Orden Teutónica de Santa María de Jerusalén.

Tendrá lugar en la villa y ex-corte de Madrid, el sábado 27 de enero de 2018, a las 19:30 (siete y media de la tarde, D.m.) en la Fundación Francisco Elías de Tejada. C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38, bajo izquierda (Metro Alonso Cano o Gregorio Marañón, L-7; Iglesia, L-1).

Esta convocatoria en Facebook:
https://www.facebook.com/events/139820566685141/

06 noviembre 2017

Lotería de Navidad 2017 del Círculo Molle Lazo

El Círculo Cultural Antonio Molle Lazo, de la Comunión Tradicionalista, vuelve a poner a disposición de sus socios, correligionarios, amigos y simpatizantes participaciones para el sorteo de la Lotería Nacional que se celebrará (D.m.) el día 22 de diciembre de 2017.

Cada participación cuesta 5 € (cinco euros). Se juegan cuatro euros al número 40.367, y un euro queda de donativo.

Las participaciones llevan como motivo principal una obra de nuestra correligionaria valenciana Encarna Romero, que representa al Rey Don Javier I, en este año de su XL aniversario, y a su hijo y sucesor Don Sixto Enrique de Borbón.

Quienes deseen adquirirlas pueden dirigirse a las juntas, delegaciones y círculos de la Comunión Tradicionalista, o directamente al Círculo Molle Lazo: correo electrónico circulo@mollelazo.com, teléfono 622796664.

01 octubre 2017

Declaración de S.A.R. el Duque de Aranjuez, Abanderado de la Tradición

A los carlistas y a todos los españoles de buena voluntad:
Declaración de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón


A dos días del referéndum separatista convocado en Cataluña por un Gobierno autonómico sedicioso e ilegítimo, aún no sabemos si el Gobierno de facto de España va a cumplir su deber e impedir su celebración.

Son horas graves. La propaganda proseparatista desatada en el extranjero no ha sido contrarrestada por los medios de los que el Estado dispone. El Gobierno de Mariano Rajoy parece continuar la política suicida de desconocimiento de la auténtica tradición catalana y de concesiones al nacionalismo, que desde hace ya muchas décadas viene preparando la explosiva situación que ahora se ha desencadenado. Cataluña es parte fundamental e inseparable de la Corona de Aragón, que integra la Monarquía española. Es una región españolísima. Cualquier argumentación en contrario ignora la realidad y contradice la historia.

Duele ver cómo la región que desde el siglo XVIII se destacó como la más contrarrevolucionaria y antijacobina de España está hoy en gran medida controlada por los revolucionarios más extremistas y por los jacobinos más radicales. Pues tan jacobino o más que el centralismo liberal o autoritario es el nacionalismo catalán, por eso mismo anticatalán.

Mi tío abuelo Carlos VII restituyó en 1872 la plenitud de los fueros de la Corona de Aragón, y entre ellos los del Principado de Cataluña. La conspiración liberal, apoyada por las logias y por las potencias extranjeras, impidió la victoria del Rey legítimo de España, que habría evitado los desastres posteriores.

Hoy es necesario aprestarse a defender la unidad de las Españas, por encima de cualquier otra reivindicación, como siempre hicieron los carlistas cuando estaba en peligro la Patria. Pido a los carlistas y a todos los españoles de buena voluntad que, de ser necesario, colaboren con las fuerzas de seguridad y las Fuerzas Armadas para detener la intentona separatista y conservar la unidad e independencia de la Patria, cualquiera que sea la actitud finalmente tomada por el actual Gobierno. Tengamos presente el deber que muchos de nosotros juramos —yo también, como caballero legionario— ante la bandera roja y gualda.

En el exilio, a veintinueve de septiembre de 2017.

29 abril 2017

XL aniversario de Don Javier de Borbón. Valencia 6 de mayo

S.M.C. Don Francisco Javier de Borbón y Braganza, Javier I, Rey legítimo de las Españas, Abanderado de la Comunión Tradicionalista, Duque de Parma, murió en el exilio en Coira (Suiza) el 7 de mayo de 1977. Los carlistas de Madrid nos encargamos de los actos principales para conmemorar sus aniversarios vigésimo quinto y trigésimo, en 2002 y 2007 respectivamente. Este cuadragésimo aniversario se encargarán de ello nuestros correligionarios valencianos del Círculo Carlista Abanderado de la Tradición - Nuestra Señora de los Desamparados.

El sábado 6 de mayo de 2017 (D.m.) tendrán lugar en el Real Monasterio de Santa María del Puig (El Puig de Santa María, a unos 15 Km. al norte de la ciudad de Valencia) los actos siguientes:
11:00 Santa Misa en la capilla del monasterio.
12:00 Homenaje al Rey Javier.
12:30 Vino de honor.
Atención:
  • La Misa es en la capilla interior del monasterio, no en la iglesia grande que está en la contrafachada.
  • Es imprescindible la puntualidad. El monasterio cierra sus puertas a las 14:00. Para asistir a la Misa debería acudirse con al menos un cuarto de hora de antelación.
Con posterioridad al vino de honor habrá una comida de hermandad en el cercano Restaurante Alhacena El Puig (a dos minutos andando del monasterio).
Cubierto: 23 €, que se abonarán ya en el restaurante.
Reservas: correo electrónico.

Se anima a todos cuantos puedan a asistir a estos actos. Y a todos a dedicar Misas y oraciones por el eterno descanso del Rey Don Javier.

Pulsar sobre las imágenes para ampliarlas
Esta convocatoria en Facebook: https://www.facebook.com/events/611998402327429/

09 marzo 2017

¡Es este sábado! Mártires de la Tradición 2017 en El Pardo, 11 de marzo

Como adelantábamos hace un mes, este sábado 11 de marzo se celebrarán, si Dios quiere, los actos centrales por los Mártires de la Tradición en El Pardo (Madrid). Con presencias extraordinarias y un programa que no hay que perderse (clic sobre la imagen para ampliarla):


La convocatoria de este año se dedica especialmente a los carlistas víctimas del terrorismo. Por los asesinados y por los demás ya fallecidos se aplicará especialmente la Santa Misa con que comienzan los actos, a las doce del mediodía en la Iglesia del Cristo del Pardo.

Durante el banquete que seguirá, las víctimas del terrorismo y del nacionalismo serán objeto de homenaje. En el acto político que seguirá está prevista la intervención de cuatro notables oradores: los profesores universitarios José Miguel Gambra (Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista) y Juan Andrés Oria de Rueda; el napolitano Francesco Maurizio Di Giovine; y Víctor Ibáñez, que presenta su libro Una resistencia olvidada. Tradicionalistas mártires del terrorismo (Auzolan Ediciones, 2017).

Un libro que es todo un hito y que podrá adquirirse durante el acto del sábado al precio especial de 15 € (quince euros). Su P.V.P. normal es de 22 € y también puede solicitarse al correo electrónico info@edicionesauzolan.net.


Para asistir al banquete en el Restaurante El Faro del Pardo es necesario reservar cubierto (37 € por persona; estudiantes, 27 €). Toca apresurarse a escribir al correo electrónico del Círculo Molle.


Se ruega boina roja.

Otros actos por los Mártires de la Tradición 2017 en este enlace.

18 noviembre 2016

Nota de la Secretaría Política de la Comunión Tradicionalista, para Carlismo.es

Reproducimos, con nuestra adhesión, una clarificadora nota de la Secretaría Política del Carlismo para la web principal de la Comunión Tradicionalista.
La Comunión Tradicionalista no se ocupa demasiado de eso que algunos llaman C.T.C. Suele mirar sus manejos con la condescendencia o, incluso, con la ternura del militar que ve a unos niños jugando, torpemente, a la guerra. Pero cuando se hacen talluditos y empiezan a presumir de tener armas y dárselas de soldados, la cosa ya no le hace tanta gracia. Sobre todo por el mal nombre que pueden dar al Ejército.

Al grupo que, acogiéndose a la legalidad vigente (de manera muy imperfecta, como veremos) se denomina a sí mismo C.T.C., le ha dado ahora por hacer declaraciones institucionales en nombre del Carlismo; y eso ya carece de todo encanto. Su reciente «Declaración ante la cuestión dinástica» adopta un tono pontifical que presupone no se sabe qué autoridad para determinar la legitimidad en la sucesión de la Monarquía española. Como ya ha quedado dicho en estas páginas, ese grupo es muy clericalista. Tanto que, a la hora de remedar una declaración, lo que le sale es una confesión, aunque sea una confesión inválida por maquillar los pecados y por faltarle propósito de la enmienda. Confesión sobre sus yerros pasados y confesión sobre sus orígenes.

Hace unos años las cabezas pensantes de ese grupo dieron en declarar que ponían sus grandes esperanzas en Carlos Javier [de Borbón Parma] como sucesor legítimo a la corona. Ni siquiera se les pasó por las mientes que, desde el punto de vista de la legitimidad dinástica, esa sucesión era imposible sin que se la trasmitiera quien había sostenido sus derechos, actuando como regente, desde la muerte en 1977 de su abuelo Don Javier: su tío Don Sixto Enrique de Borbón. Porque Carlos Hugo, el padre de Carlos Javier, nunca fue rey ni regente, sino sólo príncipe, dado que perdió la legitimidad de ejercicio mucho antes de que muriera su padre, el Rey Don Javier. Esa transmisión no se ha producido, no porque Don Sixto Enrique haya evitado hacerla con las debidas condiciones, sino porque Carlos Javier (quien, según sus propias palabras, se ve a sí mismo como un «líder» y no como un rey) y su hermano Jaime no han querido responder a los requerimientos de su tío. Ahora la «Junta de Gobierno» de esa falsa C.T.C. (en adelante F.C.T.C.) viene a confesar su insensato error, pero lo maquilla, achacando a Carlos Javier sólo la falta de legitimidad de ejercicio «por sus palabras», lo cual no es sino una verdad muy parcial.

Ciertamente sus palabras lo condenan. En sus más recientes declaraciones (La Vanguardia, Barcelona, 11 de octubre de 2016), Carlos Javier alaba la «transición democrática» y a Juan Carlos y reconoce explícitamente a «Felipe VI» («No planteo pleito»«No quiero intervenir en la política española» dice). No son dislates nuevos, sino los mismos que él y sus hermanos, como antes su difunto padre, llevan años repitiendo. Y ante los que cualquier carlista se da cuenta de que estos señores nada tienen ya que ver con la Causa.

Pero la estrafalaria «Declaración» de la F.C.T.C. (hecha pública, para mayor escarnio, en la fiesta de San Carlos Borromeo, Día de la Dinastía legítima; o «En el “día de la dinastía carlista”», como escriben los tronovacantistas, entrecomillándolo) quiere también, o quiere especialmente, golpear al Abanderado de la Tradición, al que tras la referencia a las «palabras» del sobrino, dedica una enigmática afirmación: «conocidos los actos del segundo [Don Sixto Enrique de Borbón], no podemos hacer un reconocimiento de tales derechos».

No necesitan «tales derechos» el «reconocimiento» de la «Junta de Gobierno» de la F.C.T.C. (aunque con su proverbial mala redacción, los estén reconociendo). Sí llama la atención, aparte de la maliciosamente inconcreta insinuación (que por sí sola deshonra a los redactores de la «Declaración») contra Don Sixto Enrique, que a Carlos Javier se le achaquen sólo «palabras» equivocadas, tardíamente oídas. Hechos, por citar sólo alguno reciente, como haber designado a un calvinista padrino de bautismo de su hijo Carlos Enrique, que evidencia el desprecio de Carlos Javier por la Fe católica; o el haber contraído matrimonio desigual, lo cual priva definitivamente de derechos sucesorios a su descendencia, no merecen la pontifical consideración de la F.C.T.C.

La F.C.T.C. dice haberse reconstituido en 1986. Nueva confesión. Porque el carlismo auténtico nunca se constituyó a sí mismo a espaldas del rey legítimo. Verdad es que en ciertas ocasiones se dieron agrupaciones de tradicionalistas sin el rey y que durante la época franquista se constituyó a sí misma la llamada «Regencia Nacional y Carlista de Estella (RENACE)». Sin representación alguna, se arrogó las funciones de la monarquía y dejó de lado al Rey que años antes tanto habían apremiado ellos mismos para que aceptara la corona: S.M.C. Don Javier I. En 1986-1987 se acordó la «unidad operativa» (así se llamó entonces) de diversos grupos e individuos que se tenían por carlistas, en un experimento (permitido por el propio Don Sixto Enrique de Borbón) que se acogió a las siglas y el registro legal que ya tenía la Comunión Tradicionalista (registro legal efectuado en 1977 por orden del mismo Don Sixto Enrique, y que es el que utiliza, con desfachatez considerable, la actual F.C.T.C.).

Esta «Declaración» del pasado 4 de noviembre, en cambio, apunta a que la supuesta reconstitución de 1986 no fue sino un intento, hecho por seguidores de aquella sedicente Regencia, para hacerse con el dominio de la verdadera Comunión. La propia «Junta de Gobierno» lo confiesa en su escrito, cuando da por terminada la «Dinastía que nos capitaneó» en el año 1936, fecha de la muerte del Rey Don Alfonso Carlos de Borbón y Austria-Este. Lo cual evidentemente implica que no reconocen como rey ni transmisor de la corona a Don Javier I, y en cambio sí a la llamada Regencia de Estella. Aunque no se sepa bien cómo salvan el hiato entre la desaparición de RENACE (y de sus seguidores honorables, que también los había) y la coronación de la «Junta de Gobierno». La coyunda imposible de 1986 ha terminado dando a luz al engendro hipócrita de la F.C.T.C. que, sin declararse Regencia, está empeñada en mantener vacante el trono.

De ahí su escrito, no menos hipócrita, donde, por un lado, se dicen «posiblemente» defensores de «la monarquía tradicional y el legitimismo» y claman por un rey y, por otro, descartan como legítimo sucesor al Duque de Aranjuez «por sus hechos». ¿Qué «hechos»? En otras ocasiones decían más llanamente que Don Sixto Enrique no les gustaba y punto. Y eso sin sonrojarse, porque al creer que tienen las funciones de la realeza, ¿por qué no van a decir «quod principi placuit legis habet vigorem» (lo que complace al príncipe tiene vigor de ley)? Y es que la F.C.T.C. se tiene creído que, aun habiendo sucesor conforme a las leyes de la legitimidad, éste ha de pedir su plácet para ser proclamado. Procure el lector no ahogarse de risa.

Madrid, noviembre de 2016.

Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón
Comunión Tradicionalista
Apartado de Correos 50.571
E-28080 Madrid

02 noviembre 2016

Madrid 4 de noviembre: Santa Misa por la Dinastía legítima

En la festividad de San Carlos Borromeo, viernes 4 de noviembre de 2016, se ofrecerá en la madrileña Capilla Santiago Apóstol la Santa Misa por los Reyes españoles de la Dinastía legítima desde 1833 a nuestros días:
SS.MM.CC. Don Carlos V, Don Carlos VI, Don Juan III, Don Carlos VII, Don Jaime III, Don Alfonso Carlos y Don Javier I.
La Dinastía está actualmente encabezada por S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón.

19:00 (siete de la tarde).

Capilla Santiago Apóstol.
C/. Catalina Suárez, 16. 28007 Madrid.
Metro Pacífico, salida Dr. Esquerdo, impares.
Bus 8, 10, 24, 37, 54, 56, 57, 136, 140 y 141.

«En la hora de las responsabilidades, la Dinastía legítima está libre de toda mancha». (Ordenanza del Requeté).

Esta convocatoria en Facebook:

21 mayo 2016

Clericalizados, clericalizantes y Carlismo. Discurso de José Miguel Gambra

Tomamos el siguiente texto de la web principal de la Comunión Tradicionalista. Se trata de un importante discurso pronunciado en Chiva (Valencia) ante S.A.R. el Duque de Aranjuez, el pasado día 17 de abril, por el profesor José Miguel Gambra, actual Jefe Delegado del Carlismo y presidente que fue de este Círculo Cultural Antonio Molle Lazo. Con la adhesión de los carlistas de Madrid y de Castilla entera.

Hoy hay en España una reacción pequeña, aunque esperanzadora. Un alumno de mi  facultad, indignado por las maniobras de las izquierdas para hacer desaparecer las capillas, me decía: «Vaya birria de España que nos están dejando los católicos de su generación». Y a mí los demonios se me llevaban pensando en la culpa que tenemos por la absoluta ausencia de peso de los católicos sobre las instancias gubernamentales. Los partidos, con sus ideologías fuertes o débiles; las asociaciones de cualquier clase, desde los lobbies de degenerados y delincuentes hasta las agrupaciones empresariales, muchas veces igualmente inmorales; desde las instancias europeas hasta las mundiales sometidas a los principios del Nuevo Orden Mundial, todos ellos tienen influencia sobre el poder político efectivo de la España actual, donde los gobiernos sucesivos no hacen sino bambolearse al son de estas corrientes sociales. Cada una de esas agrupaciones trata de eliminar, bajo algún aspecto, lo que queda del catolicismo sociológico en nuestra Patria. Y, si no lo hacen de una vez por todas, es porque quieren reservarse alguna parcela del cristianismo por destruir, para hacer méritos destruyéndolas más adelante y dar satisfacción a las masas laicistas, que es lo que cuenta. Y lo malo es que esta situación no se debe a una persecución o a una derrota, sino a las autoridades eclesiásticas y a nuestra actitud ante ellas.

Pero no somos sólo los tradicionalistas quienes lamentamos y nos indignamos por esta situación. Hace unos días, en la presentación del congreso Católicos y Vida Pública, un capitoste demócrata-cristiano se quejaba del arrinconamiento político del catolicismo: «El catolicismo de estufa, de mesa camilla, es muy cómodo, pero es poco útil». «Hay católicos en todos los partidos políticos. La presencia es clara, otra cosa es la influencia. No podemos exigir a los demás lo que nosotros no hacemos. Los católicos tenemos que demostrar que somos capaces de dialogar con quien sea, sin escondernos. Hace falta que los creyentes salgan sin miedo a la plaza pública», sostiene el líder de la ACdP.

Tras estas quejas laten los principios de Maritain que la Iglesia oficial ha adoptado por lo menos desde el postconcilio. Según ellos no deben existir partidos políticos católicos, cosa que ya exigió la Conferencia Episcopal antes de las primeras elecciones democráticas. Al contrario, los laicos deben introducirse en todos los partidos no confesionales para animar desde abajo una política vitalmente cristiana. Se trata de un proyecto antinatural e irrealizable: ¿qué influencia puede tener un católico verdadero o progresista dentro de cualquiera de los partidos mayoritarios? Y, sin embargo, a las autoridades eclesiales, que piden a los laicos algo así como hacer funambulismo atados de pies y manos, no se les ocurre sino echarles la culpa, llamándoles perezosos y comodones, en vez de darse cuenta de lo errado de sus principios.

Esos principios son la causa del mal en cuestión. No deseo tratar de los carlistas inficionados de estos principios. Hay demócrata-cristianos con boina que nada tienen ya de carlistas. De lo que quiero hablar es de una superfetación de esos principios que viene de muy atrás y que es, entre nosotros, causa importantísima de la parálisis que nos afecta. Me refiero a la injerencia de las autoridades eclesiásticas en los asuntos políticos. Desaparecidos durante el siglo XIX los estados católicos, las autoridades eclesiásticas se consideraron libres de mandar directamente a los católicos en los asuntos políticos. Varios pontífices, de León XIII en adelante, se empeñaron en tomar la dirección política de los fieles. Recuérdense los grandes fracasos a que dieron lugar el Ralliement, la condena de la Acción Francesa o los acuerdos en la Guerra Cristera. Y eso que la propia Iglesia enseña que los asuntos del César no son de su competencia directa, pues como decía el IV concilio de Letrán:
«De la misma manera que no queremos que los laicos usurpen los derechos de los clérigos, así debemos impedir que éstos se apropien de los derechos de los laicos. Por tanto, prohibimos absolutamente a todos los clérigos que, con el pretexto de la libertad eclesiástica, extiendan su jurisdicción en perjuicio de la justicia secular. Que cada cual se contente con las normas escritas y las costumbres aprobadas hasta ahora, de modo que se distribuya justamente al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Los carlistas supieron por regla general defenderse bastante bien de esas intervenciones improcedentes. Algunos han querido hacer de Carlos VII un clerical compulsivo, usando a tal efecto la frase del Manifiesto de Morentín, en la que dice: «No daré un paso más adelante ni más atrás que la Iglesia de Jesucristo». En realidad esa frase se refiere a los compradores de bienes de la Iglesia tras la Desamortización. Con ella Carlos VII no hacía sino someterse a la potestad de la Iglesia, pues esos bienes caían bajo su jurisdicción y era competencia suya establecer las sanciones canónicas a los participantes de aquel inmenso latrocinio.

Como prueba de que la postura de Carlos VII no tenía nada de sometimiento indiscreto de los asuntos políticos a la Iglesia, basta con citar lo que contestó a su prima Isabel (II), con la que habló varias veces cuando estaba desterrada en París. En esas conversaciones, al discutir sobre la legitimidad de uno y otro, Isabel le propuso lo siguiente:
«Los dos somos católicos: vamos a Roma, postrémonos ante el Santo Padre y dejemos que él decida la cuestión».
A esto le contestó Carlos VII, que ni hablar; y que «en materias de política tenía el parecer del Papa como el de un soberano cualquiera, con mucha experiencia, pero nada más, pero que si se tratara de materias de fe o de moral, bajaría la cabeza, pues en eso le creía infalible».

Actitud similar fue la de los integrantes de una peregrinación a Roma, formada principalmente por carlistas, que fueron recibidos por León XIII. Éste les espetó que ya era hora de que los carlistas reconocieran a la «muy católica regente» María Cristina. Le contestaron que lo harían cuando el Papa se sometiera a la Casa de Saboya.

Sin embargo la confusión creada, primero, por el verticalismo del régimen confesional franquista y, luego, por las nuevas doctrinas eclesiales sobre el orden social de que antes hablé, nos ha llevado a admitir esas intromisiones y a no distinguir con claridad cuál es nuestro papel como miembros de la Iglesia y como súbditos españoles.

Hoy es frecuente oír que de los laicos depende la imprescindible reforma de la Iglesia. Falso: podremos apoyar de mil maneras a los eclesiásticos que propugnen esa reforma; podremos ayudarles, rezar por ellos y darles aliento. Pero a quienes compete reencauzar la Iglesia es a los eclesiásticos. Nosotros carecemos de jurisdicción alguna para ello y nuestro apoyo sólo puede ser indirecto.

A la inversa, no tenemos por qué sentirnos obligados a nada cuando los eclesiásticos se meten a determinar lo que es políticamente negociable y lo que no; ni cuando se empeñan en capitanear manifestaciones, tan pacíficas como inútiles, sobre asuntos que pertenecen tanto al orden político como al eclesiástico (aborto, educación). Menos aun cuando expresan sus preferencias por el régimen democrático o recomiendan el voto al PP. Podrían recordarnos los principios clásicos de la política católica, pero no es cosa suya su aplicación prudencial. Y, a ese respecto, no hay que olvidar las condiciones que la propia Iglesia ponía (y sigue poniendo hoy) para que la rebelión frente a los tiranos sea justa, e incluso obligatoria, sin excluir el uso de las armas.


No debemos olvidar que los carlistas somos, seguimos siendo, debemos ser, unos sublevados contra el liberalismo y contra las subsiguientes ideologías, el socialismo el comunismo, el nazismo. Y nosotros luchamos contra la mayor tiranía que imaginarse puede, contra la que quiere destruir el fundamento mismo de nuestra Patria, destruyendo la Religión de la cual depende nuestra unidad y nuestra supervivencia como sociedad.

Con ello perseguimos, ante todo, cumplir una obligación natural: cumplir con nuestros deberes para con la Patria, con la cual tenemos una deuda contraída aún mayor que la que tenemos con nuestros padres. Y tenemos que hacerlo para bien de nuestros hijos, de nuestros pueblos y de nuestra sociedad, con una obligación natural anterior a la de obedecer a la Iglesia. Juan Torquemada (tío del benemérito inquisidor) argumentaba sobre esto de la manera siguiente:
«Nada anterior depende en su ser de lo que es posterior. Ahora bien, la potestad de los príncipes seculares, reales o imperiales, precede en el tiempo al papado o al principado de los apóstoles … pues los reyes y los emperadores fueron antes que Pedro fuese Papa y, por tanto, antes de que las llaves del Reino de los Cielos fueran entregadas a la Iglesia. No puede por tanto decirse con verdad que la potestad de jurisdicción de los príncipes seculares depende del principado apostólico».
Eso no quita que al mismo tiempo tratemos indirectamente de ofrecer a la Iglesia una sociedad sometida a la realeza de Nuestro Señor y ordenada de tal manera que la Iglesia disfrute de la libertad y de la protección que necesita para alcanzar sus fines sobrenaturales. En eso consiste la mayor ayuda que el orden político puede prestar a la Iglesia.

Nos sometemos pues a cuanto principio moral establece la Iglesia de siempre para la actividad política de los hombres. Y, atendiendo precisamente a esos principios, no tenemos obligación alguna de someter la aplicación prudencial de esos principios a la opinión de los clérigos, pues sobre eso carecen de jurisdicción directa.

No nos dejemos llevar de escrúpulos pusilánimes, incluso si los eclesiásticos mismos los fomentan. Carlos VII contaba despectivamente cómo, siendo niño, un cura, en connivencia con su madre, para apartarle de su acendrada inclinación a ponerse a reclamar el trono español, le negaba la absolución, si mantenía contactos con españoles. No convirtamos la sublevación carlista en cofradía de beatos. Pertenezcamos a cuanta cofradía y a cuanto grupo de adoración queramos; recemos mucho por la Iglesia y por España. Pero no confundamos eso con el carlismo. Eso no sustituye ni exime de la obligación patriótica.

Dicen algunos que la Comunión Tradicionalista vive fuera de la realidad. Lo mismo, sin duda, se decía de los demócratas españoles en los años cincuenta, de los movimientos rusos o polacos antisoviéticos en los años setenta o de los comunistas españoles hace seis años. La historia venidera es contingente e imprevisible y lo insensato es ver como permanente y definitivo lo que ahora es.

Hoy hay cierta reacción. Muestra de ello es esta misma reunión. Muchos católicos, vista nuestra perseverancia, se acercan a nosotros. La Comunión Tradicionalista se gloría de haber mantenido incólumes los principios del verdadero carlismo y se pone a disposición de cuantos quieran seguir tales principios en su pureza. Hagamos cuanto podamos —que, si Dios quiere, será mucho— para la renovación del orden político cristiano bajo las órdenes de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, único príncipe legítimo que mantiene esos principios. Luego, Dios dirá.

07 mayo 2007

Funeral XXX aniversario Don Javier de Borbón

S.M.C.
Don Francisco Javier de Borbón y Braganza
Rey legítimo de las Españas, Abanderado de la Comunión Tradicionalista, Duque de Parma

falleció cristianamente en el exilio en Suiza, el 7 de mayo de 1977

R.I.P.

El VIERNES 11 de mayo se celebrará un funeral por su eterno descanso en MADRID,
Capilla de las Siervas de Jesús de la Caridad
(C/. Aviación Española 7, entre C/. Andrés Mellado y C/. Guzmán el Bueno. Metro Islas Filipinas),
a las OCHO de la tarde.


Posterior cena de hermandad. Reservas: teléfono 658798743