El Círculo Cultural Antonio Molle Lazo desea a todos sus socios y amigos una feliz Navidad y un próspero año nuevo, 2012 del nacimiento del Único Salvador, Nuestro Señor Jesucristo.
22 diciembre 2011
26 noviembre 2011
Seminario de formación Madrid 10 de diciembre
Sábado 10 de diciembre de 2011
19:00
Seminario de formación
Aproximación crítica
a Teilhard de Chardin,
inspirador de la Nueva Era
por Nicolás Martín Bayliss
Con motivo del puente de diciembre, el próximo seminario de formación del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo tendrá lugar (D.m.) el sábado día 10 de dicho mes, en el lugar y a la hora acostumbrados.
Correrá a cargo de Nicolás Martín Bayliss, licenciado en derecho, quien nos ofrecerá una introducción al tema de las sectas de la Nueva Era, tan extendidas a nuestro alrededor y que están cambiando profundamente nuestra sociedad con la utilización de técnicas psicológicas de manipulación de la conciencia. Un asunto, por tanto, de gran actualidad e importancia aunque, quizás precisamente por ello, silenciado habitualmente por los medios desinformativos de masas.
Correrá a cargo de Nicolás Martín Bayliss, licenciado en derecho, quien nos ofrecerá una introducción al tema de las sectas de la Nueva Era, tan extendidas a nuestro alrededor y que están cambiando profundamente nuestra sociedad con la utilización de técnicas psicológicas de manipulación de la conciencia. Un asunto, por tanto, de gran actualidad e importancia aunque, quizás precisamente por ello, silenciado habitualmente por los medios desinformativos de masas.
Fundación Francisco Elías de Tejada
C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38, bajo izquierda
(Metro Alonso Cano, Gregorio Marañón, Iglesia)
Más información: correo electrónico
18 noviembre 2011
20-N: ABSTENCIÓN. Por Madrid, por Castilla, por España
El domingo 20 de noviembre de 2011 se celebran elecciones generales en España. No se presentan candidaturas de la Comunión Tradicionalista. El proceso electoral en curso —que es, no está de más recordarlo, de por sí ilegítimo— tenía ya en su normativa las marcas del totalitarismo, la corrupción legalizada, el clientelismo y la incongruencia, que aseguraban la nula representatividad de los elegidos. Hace unos meses, las maquinarias de los partidos del sistema han dado un paso más en su dictadura democrática, al añadir requisitos para presentar candidaturas que hacen extraordinariamente difícil la presencia de otras voces que no sean las suyas, las de los oligarcas. El partido único —de hecho— formado por PP, PSOE, IU y nacionalistas, no quiere competencia.
No existe obligación moral de votar ni de participar en el proceso electoral. El próximo domingo, en casi toda España, la obligación moral es la contraria: la abstención.
La única opción lícita de voto se circunscribe a una región. Es legítimo otorgar el sufragio a las candidaturas de la Plataforma por Cataluña (PxC).
En todas las demás, no es lícito votar. Tampoco debe optarse por el voto en blanco, que la absurda ley electoral hace que favorezca a las listas electas, ni por el voto nulo. Trabajemos por la regeneración de España, al margen de las urnas. El 20 de noviembre, ABSTENCIÓN.
No existe obligación moral de votar ni de participar en el proceso electoral. El próximo domingo, en casi toda España, la obligación moral es la contraria: la abstención.
La única opción lícita de voto se circunscribe a una región. Es legítimo otorgar el sufragio a las candidaturas de la Plataforma por Cataluña (PxC).
En todas las demás, no es lícito votar. Tampoco debe optarse por el voto en blanco, que la absurda ley electoral hace que favorezca a las listas electas, ni por el voto nulo. Trabajemos por la regeneración de España, al margen de las urnas. El 20 de noviembre, ABSTENCIÓN.
Noviembre de 2011
Secretaría Política
de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón
Secretaría Política
de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón
El domingo 20 de noviembre se celebran también elecciones locales parciales, en algunos municipios y entidades locales menores. Puede consultarse aquí el comunicado de la Comunión Tradicionalista sobre las elecciones municipales.
El sistema democrático, tal como generalmente hoy se entiende, se presenta a sí mismo como el único modo de evitar males innumerables en una sociedad ideológicamente dividida. Se pretende que dentro de él cabe dar apoyo a cualquier doctrina política, evitando la confrontación y la violencia. La experiencia demuestra que tal sistema conduce inexorablemente a la degeneración de las costumbres, al deterioro de la convivencia y al desorden en todos los aspectos de la vida social. Lo cual hoy no es sólo evidente para cualquier español, incluso descreído, que observe la realidad que le rodea, sino que era algo previsible a priori. Porque la partitocracia se funda esencialmente en la búsqueda de voto, para lo cual no hay más eficaz procedimiento que el halago de las pasiones individuales.
Los católicos de nuestro país, que al comienzo de la etapa democrática constituían una aplastante mayoría, han dado su consentimiento a ese proceso de degradación gracias a la aplicación de tres principios morales, malentendidos cada uno por separado y cuya conjunción ha dado muestras de una inmejorable eficacia para dejar en la más completa inoperancia política al catolicismo. Tales principios se pueden designar respectivamente como principio del mal menor, principio pacifista y principio de sagacidad.
El primero de ellos, rectamente entendido establece que, cuando no hay más posibilidad que elegir entre dos males, se ha de procurar el mal menor. El mal uso de este principio suele consistir en eliminar posibilidades realmente existentes por razones diversas.
El segundo viene a señalar que la paz es un bien deseable y muy elevado dentro de los bienes socialmente perseguibles. Pero no es un bien absoluto, pues las contiendas y enfrentamientos no sólo son permitidas, sino obligatorias, cuando se trata de salvar un bien mayor que la propia paz. Su mal uso consiste en hacer de la paz humana el bien primero e irrenunciable.
El principio de la sagacidad, vendría a señalar que el católico, el hijo de la luz, ha de obrar con prudencia, es decir con diligencia e inteligencia en las cosas de Dios, como es el ordenamiento de la sociedad política hacia el fin último del hombre. La prudencia se convierte en sagacidad bien cuando se busca un fin bueno por medios moralmente ilícitos, bien cuando se tergiversan los fines con razones que ocultan un interés mundano o carnal.
Reblandecida la pugnacidad del catolicismo por la ola de acercamiento al mundo que supuso la etapa conciliar, los lamentables eclesiásticos que dirigían la iglesia española, utilizaron su autoridad para favorecer el voto a la Constitución de 1978. A tal efecto, unas veces defendieron abiertamente el pluralismo político y otras, para vencer la resistencia de los muchos recalcitrantes, emplearon el principio del mal menor unido al del irenismo. Aunque los católicos sean más en número ―venían a decir― y la Constitución tenga numerosos puntos inaceptables para la doctrina católica, sólo cabe votar a favor de ella en orden a evitar el enfrentamiento con los partidos de izquierda que, siendo menores por el número, están mejor organizados tras la época de Franco. Eso, unido a la oposición frontal de las jerarquías eclesiásticas a la existencia de partidos políticos nominalmente católicos, produjo un mayoritario apoyo católico a una constitución atea.
A partir de ahí, la velocidad cuesta abajo hizo cada vez más costoso el camino inverso. El padre que, por evitar una pataleta, cede ante el hijo cuando quiere un caramelo antes de comer, carece en lo sucesivo de autoridad moral para no plegarse a los sucesivos caprichos culinarios de la criatura y acabará comprándole pasteles a todas horas. Hasta que una precoz enfermedad del niño obligue a tomar medidas mucho más dolorosas que cualquier perra infantil.
Hechas las primeras elecciones, de las cuales sólo salieron gananciosos los partidos laicistas, entró en juego la mezcla de los tres principios citados: el del pacifismo impedía considerar ni siquiera la posibilidad de un enfrentamiento ante poderes legalizados y enseñoreados. Los otros dos juntos dieron como resultado que se recomendara a los católicos el voto al menos malo de los partidos. Según el principio del mal menor mezclado con el de sagacidad, el voto no se había de realizar conforme a las creencias de los católicos, sino según el astuto cálculo de los votos probables y la elección entre los dos partidos más favorecidos por ese cálculo, despreciando a los partidos opuestos al sistema y defensores del orden político cristiano, porque supuestamente no iban a ser votados. La sagacidad del éxito hizo olvidar el deber. Las disquisiciones sobre las posibilidades de victoria postergaron la obligación de testimoniar las verdaderas creencias. Y así, por poner el ejemplo de la cuestiones familiares (que no son las únicas, ni las básicas), los católicos se acostumbraron a dar su apoyo, primero a los defensores de cierto tipo de divorcio, luego al divorcio indiscriminado y al aborto, para acabar votando al que, según cálculos sagaces de intenciones (siempre errados por cierto), menos infantes pensaran liquidar. Acabarán votando a quienes sólo defiendan el «matrimonio» homosexual y no el bestial o a quienes sólo legalicen la blasfemia y no el sacrilegio. E introducirán por última vez su papeleta cuando elijan entre quienes piensen eliminar limpiamente a los católicos y quienes prefieran usarlos antes como diversión en el circo. Y eso con la bendición episcopal y con la conciencia tranquila del que hace lo que puede y, por tanto, lo que debe.
El auténtico Carlismo, que nunca rehuyó el enfrentamiento necesario, desde el principio se opuso a este proceso. No apoyó ni la Constitución ni, luego, a partido alguno que no defendiera los principios básicos de la multisecular doctrina social de la Iglesia. El principio del mal menor sólo es aplicable cuando no hay otra posibilidad, pero es un engaño dar por imposibles las soluciones molestas, o que conlleven sacrificios, para luego aplicar ese principio. Por eso, hoy, cuando la entente de los partidos mayoritarios ha cambiado la ley electoral hasta impedir que concurra a las elecciones casi ningún partido de ideario tradicional, la Comunión Tradicionalista mantiene en general un abstencionismo militante. Porque, en la actual tesitura, es falso que sólo quede la posibilidad de votar a uno de los partidos mayoritarios: cabe también torpedear el sistema con un abstencionismo de lucha que, para no confundirse con la abstención apática, debe ir acompañado de una acción política y de una propaganda eficaz. Y, a día de hoy, esta última posibilidad es el mal menor en casi todas las regiones. Molesto, sí, pero también moralmente obligatorio.
Los católicos de nuestro país, que al comienzo de la etapa democrática constituían una aplastante mayoría, han dado su consentimiento a ese proceso de degradación gracias a la aplicación de tres principios morales, malentendidos cada uno por separado y cuya conjunción ha dado muestras de una inmejorable eficacia para dejar en la más completa inoperancia política al catolicismo. Tales principios se pueden designar respectivamente como principio del mal menor, principio pacifista y principio de sagacidad.
El primero de ellos, rectamente entendido establece que, cuando no hay más posibilidad que elegir entre dos males, se ha de procurar el mal menor. El mal uso de este principio suele consistir en eliminar posibilidades realmente existentes por razones diversas.
El segundo viene a señalar que la paz es un bien deseable y muy elevado dentro de los bienes socialmente perseguibles. Pero no es un bien absoluto, pues las contiendas y enfrentamientos no sólo son permitidas, sino obligatorias, cuando se trata de salvar un bien mayor que la propia paz. Su mal uso consiste en hacer de la paz humana el bien primero e irrenunciable.
El principio de la sagacidad, vendría a señalar que el católico, el hijo de la luz, ha de obrar con prudencia, es decir con diligencia e inteligencia en las cosas de Dios, como es el ordenamiento de la sociedad política hacia el fin último del hombre. La prudencia se convierte en sagacidad bien cuando se busca un fin bueno por medios moralmente ilícitos, bien cuando se tergiversan los fines con razones que ocultan un interés mundano o carnal.
Reblandecida la pugnacidad del catolicismo por la ola de acercamiento al mundo que supuso la etapa conciliar, los lamentables eclesiásticos que dirigían la iglesia española, utilizaron su autoridad para favorecer el voto a la Constitución de 1978. A tal efecto, unas veces defendieron abiertamente el pluralismo político y otras, para vencer la resistencia de los muchos recalcitrantes, emplearon el principio del mal menor unido al del irenismo. Aunque los católicos sean más en número ―venían a decir― y la Constitución tenga numerosos puntos inaceptables para la doctrina católica, sólo cabe votar a favor de ella en orden a evitar el enfrentamiento con los partidos de izquierda que, siendo menores por el número, están mejor organizados tras la época de Franco. Eso, unido a la oposición frontal de las jerarquías eclesiásticas a la existencia de partidos políticos nominalmente católicos, produjo un mayoritario apoyo católico a una constitución atea.
A partir de ahí, la velocidad cuesta abajo hizo cada vez más costoso el camino inverso. El padre que, por evitar una pataleta, cede ante el hijo cuando quiere un caramelo antes de comer, carece en lo sucesivo de autoridad moral para no plegarse a los sucesivos caprichos culinarios de la criatura y acabará comprándole pasteles a todas horas. Hasta que una precoz enfermedad del niño obligue a tomar medidas mucho más dolorosas que cualquier perra infantil.
Hechas las primeras elecciones, de las cuales sólo salieron gananciosos los partidos laicistas, entró en juego la mezcla de los tres principios citados: el del pacifismo impedía considerar ni siquiera la posibilidad de un enfrentamiento ante poderes legalizados y enseñoreados. Los otros dos juntos dieron como resultado que se recomendara a los católicos el voto al menos malo de los partidos. Según el principio del mal menor mezclado con el de sagacidad, el voto no se había de realizar conforme a las creencias de los católicos, sino según el astuto cálculo de los votos probables y la elección entre los dos partidos más favorecidos por ese cálculo, despreciando a los partidos opuestos al sistema y defensores del orden político cristiano, porque supuestamente no iban a ser votados. La sagacidad del éxito hizo olvidar el deber. Las disquisiciones sobre las posibilidades de victoria postergaron la obligación de testimoniar las verdaderas creencias. Y así, por poner el ejemplo de la cuestiones familiares (que no son las únicas, ni las básicas), los católicos se acostumbraron a dar su apoyo, primero a los defensores de cierto tipo de divorcio, luego al divorcio indiscriminado y al aborto, para acabar votando al que, según cálculos sagaces de intenciones (siempre errados por cierto), menos infantes pensaran liquidar. Acabarán votando a quienes sólo defiendan el «matrimonio» homosexual y no el bestial o a quienes sólo legalicen la blasfemia y no el sacrilegio. E introducirán por última vez su papeleta cuando elijan entre quienes piensen eliminar limpiamente a los católicos y quienes prefieran usarlos antes como diversión en el circo. Y eso con la bendición episcopal y con la conciencia tranquila del que hace lo que puede y, por tanto, lo que debe.
El auténtico Carlismo, que nunca rehuyó el enfrentamiento necesario, desde el principio se opuso a este proceso. No apoyó ni la Constitución ni, luego, a partido alguno que no defendiera los principios básicos de la multisecular doctrina social de la Iglesia. El principio del mal menor sólo es aplicable cuando no hay otra posibilidad, pero es un engaño dar por imposibles las soluciones molestas, o que conlleven sacrificios, para luego aplicar ese principio. Por eso, hoy, cuando la entente de los partidos mayoritarios ha cambiado la ley electoral hasta impedir que concurra a las elecciones casi ningún partido de ideario tradicional, la Comunión Tradicionalista mantiene en general un abstencionismo militante. Porque, en la actual tesitura, es falso que sólo quede la posibilidad de votar a uno de los partidos mayoritarios: cabe también torpedear el sistema con un abstencionismo de lucha que, para no confundirse con la abstención apática, debe ir acompañado de una acción política y de una propaganda eficaz. Y, a día de hoy, esta última posibilidad es el mal menor en casi todas las regiones. Molesto, sí, pero también moralmente obligatorio.
14 octubre 2011
Cena de Cristo Rey 2011
Madrid
sábado 5 de noviembre de 2011
21:00
Cena de Cristo Rey
Hotel NH Zurbano
C/. Zurbano, 79
La cena de Cristo Rey, tradicional de los carlistas madrileños, se celebra habitualmente el sábado anterior a la fiesta de Cristo Rey, último domingo de octubre. Por causa del puente se retrasa este año una semana. S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón ha anunciado su presencia.
A los postres tomarán la palabra los siguientes oradores:
A los postres tomarán la palabra los siguientes oradores:
- D. José de Armas (Presidente del Círculo Tradicionalista Roca y Ponsa de Las Palmas de Gran Canaria).
- D. Maurizio Di Giovine (Delegado de la Comunión Tradicionalista en la Península Italiana y secretario del Comité organizador de los Congresos tradicionalistas de Civitella del Tronto).
- D. José Miguel Gambra (Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista).
Dado el número limitado de plazas, para asistir a la cena es imprescindible haber hecho una reserva y que ésta haya sido confirmada por la organización. A tal efecto hay que mandar un correo electrónico o llamar al teléfono 622796664, especificando nombre y apellidos de cada uno de los solicitantes, y esperar la confirmación de la reserva. El precio del cubierto será de 40 €.
Antes de la cena, en el mismo Hotel NH Zurbano, a las 19:00, el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II presentará el libro A los 175 años del Carlismo: una revisión de la tradición política hispánica, que recoge parcialmente las actas del Congreso internacional celebrado en Madrid los días 27 y 28 de septiembre de 2008, en cuya organización colaboró el Círculo Cultural Antonio Molle Lazo.
Intervendrán:
Antes de la cena, en el mismo Hotel NH Zurbano, a las 19:00, el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II presentará el libro A los 175 años del Carlismo: una revisión de la tradición política hispánica, que recoge parcialmente las actas del Congreso internacional celebrado en Madrid los días 27 y 28 de septiembre de 2008, en cuya organización colaboró el Círculo Cultural Antonio Molle Lazo.
Intervendrán:
- Miguel Ayuso Torres (Director Científico del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II).
- Alfonso Bullón de Mendoza Gómez de Valugera (Director del Instituto CEU de Estudios Históricos).
- Andrés Gambra Gutiérrez (Secretario General de la Universidad R. Juan Carlos).
- Manuel de Santa Cruz (historiador y periodista).
10 octubre 2011
Seminario de formación Madrid 13 de octubre
Jueves 13 de octubre de 2011
19:30
Seminario de formación
La Sábana Santa
y la Pasión de Nuestro Señor
por Juan Carlos Ossandón Valdés
El Círculo Cultural Antonio Molle Lazo inaugura el curso académico y político 2011-2012 con su primer seminario de formación, que tendrá lugar (D.m.) el jueves 13 de octubre (no en sábado, como es y seguirá siendo habitual). El profesor Juan Carlos Ossandón Valdés hablará sobre La Sábana Santa y la Pasión de Nuestro Señor. Incluye presentación audiovisual.
Juan Carlos Ossandón Valdés, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y de la Universidad Adolfo Ibáñez de Viña del Mar (Chile) y autor de numerosos libros y artículos, ya vino al Círculo Molle Lazo en febrero de 2008, para hablar del gran tradicionalista chileno Padre Osvaldo Lira (1904-1996).
Juan Carlos Ossandón Valdés, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y de la Universidad Adolfo Ibáñez de Viña del Mar (Chile) y autor de numerosos libros y artículos, ya vino al Círculo Molle Lazo en febrero de 2008, para hablar del gran tradicionalista chileno Padre Osvaldo Lira (1904-1996).
Fundación Francisco Elías de Tejada
C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38, bajo izquierda
(Metro Alonso Cano, Gregorio Marañón, Iglesia)
Más información: correo electrónico
30 septiembre 2011
Comienza el curso en Madrid
El Círculo Cultural Antonio Molle Lazo inaugura el curso académico y político 2011-2012 con su primer seminario de formación, que tendrá lugar (D.m.) el jueves 13 de octubre (no en sábado, como es y seguirá siendo habitual). El profesor Juan Carlos Ossandón Valdés hablará sobre La Sábana Santa y la Pasión de Nuestro Señor. A las 19:30, en la Fundación Francisco Elías de Tejada (C/. José Abascal, ant. General Sanjurjo, 38, bajo izquierda).
Del viernes 21 al domingo 23 de octubre, el Círculo organiza un curso intensivo de retórica, con una duración de unas dieciséis horas, que impartirá un profesor especializado en ese género de técnicas. El curso está reservado a socios activos del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo y a militantes de las Juventudes Tradicionalistas y la AET, con rigurosa inscripción previa. No se trata de una serie de conferencias, sino de un trabajo de grupo en el cual todos hacen prácticas ante una cámara que luego se visualiza, etc. Es, pues, muy importante que quienes se apunten se comprometan constantemente hasta el final para no entorpecer el desarrollo del curso. El número de plazas es muy limitado. Los interesados en participar deben solicitar y formalizar su inscripción lo antes posible, para lo cual deberán dirigirse al Presidente del Círculo y cumplir los requisitos mencionados y los que se les indicarán.
La cena de Cristo Rey, tradicional de los carlistas madrileños, se celebra habitualmente el sábado anterior a la fiesta de Cristo Rey, último domingo de octubre. Por volver a coincidir este año con el puente de Todos los Santos, se retrasa una semana: tendrá lugar el sábado 5 de noviembre. Los detalles se comunicarán próximamente.
En la tarde del mismo sábado 5 de noviembre (al día siguiente de la festividad de San Carlos Borromeo, día de la Dinastía legítima), tiene previsto el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II la presentación del primer libro de las actas del Congreso del 175º aniversario del Carlismo, en cuya organización colaboró el Círculo Cultural Antonio Molle Lazo.
Del viernes 21 al domingo 23 de octubre, el Círculo organiza un curso intensivo de retórica, con una duración de unas dieciséis horas, que impartirá un profesor especializado en ese género de técnicas. El curso está reservado a socios activos del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo y a militantes de las Juventudes Tradicionalistas y la AET, con rigurosa inscripción previa. No se trata de una serie de conferencias, sino de un trabajo de grupo en el cual todos hacen prácticas ante una cámara que luego se visualiza, etc. Es, pues, muy importante que quienes se apunten se comprometan constantemente hasta el final para no entorpecer el desarrollo del curso. El número de plazas es muy limitado. Los interesados en participar deben solicitar y formalizar su inscripción lo antes posible, para lo cual deberán dirigirse al Presidente del Círculo y cumplir los requisitos mencionados y los que se les indicarán.
La cena de Cristo Rey, tradicional de los carlistas madrileños, se celebra habitualmente el sábado anterior a la fiesta de Cristo Rey, último domingo de octubre. Por volver a coincidir este año con el puente de Todos los Santos, se retrasa una semana: tendrá lugar el sábado 5 de noviembre. Los detalles se comunicarán próximamente.
En la tarde del mismo sábado 5 de noviembre (al día siguiente de la festividad de San Carlos Borromeo, día de la Dinastía legítima), tiene previsto el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II la presentación del primer libro de las actas del Congreso del 175º aniversario del Carlismo, en cuya organización colaboró el Círculo Cultural Antonio Molle Lazo.
10 agosto 2011
LXXV aniversario Antonio Molle Lazo
«¡Me mataréis, pero Cristo triunfará!»
Hoy miércoles (festividad de San Lorenzo, diácono y mártir) se cumple el 75º aniversario del martirio del requeté Antonio Molle Lazo, cuyo nombre lleva nuestro círculo.
Nació en Arcos de la Frontera en la madrugada del Viernes Santo, 2 de abril de 1915. Militante tradicionalista de siempre, se alistó en el Tercio de Requetés de Nuestra Señora de la Merced, de Jerez de la Frontera, y el 10 de agosto de 1936 halló santa y gloriosa muerte en Peñaflor (Sevilla), después de sufrir en su cuerpo grandes tormentos y mutilaciones, mientras a las blasfemias e improperios de los rojos, respondía gritando: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! Sus restos reposan en la Capilla de Cristo Rey de la Basílica del Carmen, en Jerez de la Frontera.
Nació en Arcos de la Frontera en la madrugada del Viernes Santo, 2 de abril de 1915. Militante tradicionalista de siempre, se alistó en el Tercio de Requetés de Nuestra Señora de la Merced, de Jerez de la Frontera, y el 10 de agosto de 1936 halló santa y gloriosa muerte en Peñaflor (Sevilla), después de sufrir en su cuerpo grandes tormentos y mutilaciones, mientras a las blasfemias e improperios de los rojos, respondía gritando: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! Sus restos reposan en la Capilla de Cristo Rey de la Basílica del Carmen, en Jerez de la Frontera.
30 julio 2011
28 mayo 2011
Próxima asamblea del Círculo
Sábado 25 de junio de 2011
10:45
Asamblea del
Círculo Cultural Antonio Molle Lazo
Primera convocatoria: 10:45
Segunda convocatoria: 11:00
Podrán asistir todos los socios al corriente del pago de sus cuotas.
Las cuotas pendientes podrán regularizarse en metálico inmediatamente antes del comienzo de la asamblea.
Fundación Francisco Elías de Tejada
C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38, bajo izquierda
(Metro Alonso Cano, Gregorio Marañón, Iglesia)
Correo electrónico
10:45
Asamblea del
Círculo Cultural Antonio Molle Lazo
Primera convocatoria: 10:45
Segunda convocatoria: 11:00
Podrán asistir todos los socios al corriente del pago de sus cuotas.
Las cuotas pendientes podrán regularizarse en metálico inmediatamente antes del comienzo de la asamblea.
Fundación Francisco Elías de Tejada
C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38, bajo izquierda
(Metro Alonso Cano, Gregorio Marañón, Iglesia)
Correo electrónico
10 mayo 2011
El Carlismo ante las próximas elecciones municipales y autonómicas
- Elecciones autonómicas: Abstención
- Elecciones municipales: Abstención o voto a candidaturas independientes
El domingo 22 de mayo de 2011 se celebran elecciones municipales y también a la mayoría de las «comunidades autónomas» que desfiguran y suplantan a las regiones históricas de España. No se presentan candidaturas carlistas. Para los tradicionalistas, y en general para los españoles de bien, no resulta lícito dar el voto a ninguno de los partidos políticos y coaliciones de ámbito nacional. Tampoco a partidos o coaliciones de signo nacionalista regional.
En muy contados casos será posible dar el voto en las elecciones municipales a candidaturas independientes (siempre que lo sean verdaderamente, sin lazos con partido político alguno); para lo cual será necesario tener certeza de que se trate de candidatos de absoluta rectitud de principios e ideas, y examinar con cuidado sus programas.
El proceso electoral en curso —de por sí ilegítimo— está, además, viciado por la normativa electoral vigente, ejemplo de totalitarismo, incongruencia y corrupción legalizada. Sea quien fuere quien afirme lo contrario, no existe obligación alguna de participar en el mismo: la abstención es no sólo una opción legítima, sino seguramente la más legítima de todas. En el caso de las próximas elecciones autonómicas, la abstención resulta obligada, sin excepción.
27 abril 2011
Seminario de formación Madrid 7 de mayo
Sábado 7 de mayo de 2011
XXXIV aniversario + S.M.C. Don Javier de Borbón
19:00
Seminario de formación
TRADICIÓN CONSTITUCIONAL Y
CONSTITUCIÓN TRADICIONAL DEL MUNICIPIO
Pueblos, villas y ciudades
ante las próximas elecciones
por José Miguel Gambra
Muchos son todavía los que se sienten de un pueblo, de una ciudad o de una región; los que tienen a gala declararse sus hijos y, siempre que pueden, cantan sus alabanzas. Sin embargo, para la mayoría, el Ayuntamiento no es más que un desagradable edificio donde se realizan molestos trámites, como en las oficinas de la Seguridad Social, en la Agencia Tributaria o en la Comisaría de Policía. Tan grande es el distanciamiento de todos respecto al gobierno municipal, que no sabríamos decir muy bien por qué se elige a los concejales y no al comisario jefe o al director de los servicios médicos de nuestra ciudad. Y, si lo pensamos bien, las elecciones municipales se nos antojan un rescoldo atávico de antiguas costumbres en evidente desuso. Quien no se abstiene en ellas, sólo lo hace por fastidiar al otro partido, aunque los más piensan que tales comicios son un absurdo dispendio, que podría ahorrarse con las elecciones generales y autonómicas. Es evidente que algo no marcha, cuando el especial afecto por las gentes, las costumbres y el ambiente de nuestro barrio o villa, no se ve acompañado de una especial preocupación por su gobierno.
Fundación Francisco Elías de Tejada
C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38, bajo izquierda
(Metro Alonso Cano, Gregorio Marañón, Iglesia)
Más información: correo electrónico
24 abril 2011
Feliz Pascua Florida
Libro de Horas de la Reina Isabel la Católica
Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo del Escorial
Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo del Escorial
Regina Caeli, laetare, alleluia,
Quia Quem meruisti portare, alleluia,
Resurrexit, sicut dixit, alleluia.
Ora pro nobis Deum, alleluia.
Gaude et laetare Virgo Maria, alleluia.
Quia surrexit Dominus vere, alleluia.
16 abril 2011
Éxito del acto en la UCM en defensa de la libertad de la Iglesia
Más que lleno, a rebosar, el Auditorio 1 de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, el jueves 14 de abril, para la mesa redonda «¿Vuelve la persecución contra la Iglesia?», organizada por la asociación Foro Universitario Francisco de Vitoria, con la colaboración del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo, a raíz de los recientes ataques contra las capillas de dicha Universidad.
La primera intervención fue de la profesora Consuelo Martínez-Sicluna, brillante y aguda, que arrancó los aplausos y las risas de los asistentes. Tras ella, el periodista José Javier Esparza, seguido del canónigo doctor Ángel David Martín Rubio, cuya intervención tomamos de su cuaderno de bitácora:
Cerró el turno de intervenciones el profesor José Miguel Gambra, Presidente del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo y Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista. Reproducimos a continuación sus palabras:
La primera intervención fue de la profesora Consuelo Martínez-Sicluna, brillante y aguda, que arrancó los aplausos y las risas de los asistentes. Tras ella, el periodista José Javier Esparza, seguido del canónigo doctor Ángel David Martín Rubio, cuya intervención tomamos de su cuaderno de bitácora:
El tema que nos ocupa esta mañana (¿Vuelve la persecución contra la Iglesia?) puede centrarse a partir del ámbito conceptual más amplio y complejo de las relaciones Iglesia-Estado. En este terreno cabe reducir las muchas cuestiones que podrían plantearse a dos referencias fundamentales:
A la primera cuestión, la respuesta de la teología católica y de la práctica promovida por la Iglesia en las relaciones Iglesia-Estado sostiene que el Derecho y el Estado son sujeto capaz de una inspiración religiosa adecuada a su propia naturaleza. El Derecho positivo debe concretar un Derecho natural que se asienta en la suprema ley divina y el bien común que la autoridad civil reconoce como fin no es ajeno al destino sobrenatural del hombre sino que se debe ordenar a él.
- Si el Estado o poder público debe profesar la religión católica e inspirar en ella sus leyes y fines de acción o, por el contrario, debe adoptar una posición que oscila entre la neutralidad o la positiva hostilidad ante las materias religiosas.
- Qué consideración jurídica debe recibir la Iglesia Católica y en que términos legales tiene que encauzarse el desarrollo de su actividad. Cuestión esta que, en buena medida depende de cómo se solucione la primera parte del problema aunque no deje por ello de ser conflictiva.
Por el contrario, las ideologías dominantes en el mundo moderno parten de presupuestos muy distintos que pueden pasar por considerar a la religión como un asunto meramente privado o como algo que hay que eliminar para permitir el progreso del hombre.
Sentado este imprescindible marco teórico, podemos entender mejor lo específico de las persecuciones religiosas sufridas por la Iglesia en el ciclo del mundo contemporáneo que se inicia con la Revolución Francesa. Proceso que adquiere un carácter peculiar en el caso español que se deriva del protagonismo que la religión católica ha tenido en la creación, desarrollo, mantenimiento y crisis de nuestra identidad nacional.
Si es verdad que Europa fue en gran parte obra de la Iglesia y de la Religión Católica, en el caso de España tal obra fue determinante para su ser hasta el punto que desde que existe como entidad política diferenciada, se la encuentra vinculada a la tradición católica como parte constitutiva de su tradición política, plasmada en leyes, en instituciones, en formas de vida y de comportamiento. («La implantación de los Mandamientos de Cristo como ley para la vida social», en expresión de Elías de Tejada). De esta manera, España y los españoles se forjan y maduran en la lucha secular contra el Islam y el protestantismo; en la defensa y en la difusión de la fe católica.
Con la escisión filosófica de Occam, religiosa de Lutero y político-moral de Maquiavelo, Bodino y Hobbes; se produce en el resto de Europa la ruptura de la Cristiandad, culminada en la paz de Westfalia (1648). Mientras el mundo moderno se dispone a seguir el criterio de Locke y a configurar el orden socio-político a espaldas de la religión, España se mantenía en el camino que Europa había seguido hasta entonces y ahora abandonaba. Pero este panorama empieza a cambiar radicalmente a comienzos del siglo XIX.
Después de la guerra de la Independencia en la cual se combate por la religión, por la Patria y por el rey legítimo, el liberalismo naciente se impone en Cádiz y da origen una situación que hará del siglo XIX el siglo del laicismo al mismo tiempo que el siglo de una resistencia indomable de lo español ante la revolución que se pretendía imponer por la fuerza. Es el período que Menéndez Pelayo definió como de «dos siglos de incesante y sistemática labor para producir artificialmente la revolución aquí donde nunca podía ser orgánica»[1].
Durante este período hubo desamortizaciones, supresión de órdenes religiosas, exclaustraciones de frailes y monjas en despiadadas condiciones, destierros, prohibición de conferir órdenes o de publicar documentos, detenciones por simple motivo de «opinión», o asesinatos por el mismo «motivo», a veces asesinatos en masa, como los de religiosos en Madrid, Barcelona y otras ciudades en 1834 y 35...
Pero lo ocurrido se entiende mal, si junto al avance del proceso revolucionario silenciamos, como hace la manualística historiográfica al uso, la resistencia manifestada en la guerra contra la Convención de 1793, especialmente en Cataluña y Navarra, y también la de la Independencia a partir de 1808, por todo el territorio nacional. En estas dos guerras España combatió las ideas de la revolución francesa en sus dos fases la jacobina y la napoleónica, ambas radicalmente descristianizadoras. Igualmente ha de situarse en ese contexto la guerra realista durante el trienio liberal, una de las que presenta de modo más puro el móvil religioso como ha demostrado acertadamente Rafael Gambra[2]. En la misma estela se sitúan las guerras carlistas y la de 1936, aunque todos estos conflictos también se hicieran presentes otros significados[3].
Los amantes de la libertad hicieron sufrir mucho a la Iglesia pero, probablemente, el daño mayor se produjo cuando el secularismo, agresivo y triunfante desde los orígenes del liberalismo, consiguió alcanzar un modus vivendi con la Iglesia al lograr un reconocimiento de la Jerarquía a cambio del Concordato de 1851. Es verdad que este acuerdo permitió a la Iglesia restaurar en alguna medida su labor pastoral pero pagando el alto coste moral de la vinculación al Estado liberal y en un escenario de proliferación de sectas, libertad de propaganda para el más corrosivo laicismo y progresiva descristianización contra la que podía muy poco la buena voluntad de beneméritos eclesiásticos, muchos de ellos fundadores e impulsores de nuevas órdenes religiosas masculinas y femeninas. Una vez más se reprodujo la situación que denunciaba Ramón Nocedal:
«No, ni el mundo en general, ni España especialmente se pierden sólo por culpa del liberalismo; se pierden también, y muy principalmente, por culpa de los que abandonan la lucha, y entienden que cumpliendo sus obligaciones particulares ya pueden dejar que azoten a Cristo y crucifiquen a la Patria, y aún ayudar a los sayones, o al menos guardarles la ropa, por un pedazo de pan o por no reñir con nadie»[4].
Pese a todo, para el radicalismo liberal y el obrerismo revolucionario aquella situación era un clericalismo en el que la Iglesia debería sucumbir entre las ruinas del Estado y la sociedad. Por eso Vicente Palacio Atard habla de una doble cuna del laicismo en España: «la raíz intelectual, fruto del subjetivismo liberal y del positivismo científico, considera a la Iglesia enemiga del progreso; y la raíz popular, con una enorme fuerza pasional, descarga sus emociones en un enconado odio a la Iglesia»[5].
A lo largo de este tiempo, la Jerarquía española y aún la Santa Sede no eludieron su opinión sobre esta situación que denunciaron con claridad, haciendo notar también las causas internas de la crisis analizando los fallos del catolicismo español y sugiriendo posibles remedios. De estos aspectos, creo importante resaltar un aspecto que, por ser constante en años posteriores, ilustra y facilita la comprensión de posturas y hechos: la crítica al laicismo de Estado entendido como separación hostil y rechazo de la herencia espiritual y católica de España. Esta crítica estará presente en todos los pronunciamientos públicos de la Iglesia española, en las manifestaciones de la Santa Sede y en la línea de actuación de los comportamientos inspirados en el catolicismo.
2. Si este panorama describe de alguna manera lo ocurrido durante el siglo XIX y el primer tercio del XX; la situación se hará especialmente dramática cuando nuestra nación conoció a mediados de los años treinta un proceso revolucionario del que formaba parte inseparable una sangrienta. Del total de los casi siete mil (6.832) eclesiásticos asesinados –obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas- más de cinco mil lo fueron en los meses de julio a diciembre de 1936, a los que hay que añadir los miles de laicos, también sacrificados por razón de su fe.
No entro en el análisis de las manifestaciones de la persecución religiosa durante la Segunda República y la Guerra Civil por las limitaciones que nos impone el tiempo y porque las considero bien conocidas del auditorio. He preferido exponer por eso con más detalle las vicisitudes de nuestro en tantas cosas ignorado siglo XIX.
En todo caso, de toda esta trayectoria histórica podemos deducir las siguientes
Conclusiones:
1ª) El factor religioso, constituye uno de los elementos sustanciales de los enfrentamientos que se han producido en España durante los siglos XIX y XX. La íntima relación religión-sociedad no es algo impuesto artificialmente sino hondamente radicado en la entraña de cualquier comunidad el intento de provocar la ruptura, de desarraigar lo religioso será siempre un fenómeno conflictivo en todos los lugares donde la revolución moderna pretenda aplicar sus criterios y necesariamente desestabilizador y traumático en aquellas ocasiones en que logre alcanzar su objetivo. La historia española ha estado atravesada en los siglos XIX y XX por esta importante fuente de inestabilidad y desequilibrio.
2ª) En varios momentos históricos como la revolución liberal y la segunda República la situación de hecho de la Iglesia y los católicos fue de acoso y persecución abierta, situación que algunos sectores justificaban por considerarla necesaria para la renovación de España porque atribuían a la Iglesia ser una de las principales causas de los males de la sociedad española. En algunos partidos, casi era convicción obligada, debido a sus propios presupuestos ideológicos en los que la religión constituía un elemento alienante que había que destruir.
3ª) La experiencia demuestra que la respuesta al laicismo agresivo, nunca será eficaz desde la propuesta de una presunta autonomía de las realidades temporales, de la separación Iglesia-Estado, o de la presunta neutralidad de este último.
Los principios de la Doctrina Católica y el Reinado Social de Jesucristo son la única referencia capaz de asentar sobre bases sólidas la verdadera política que busca el bien común, mucho más allá de las visiones parciales propuestas por ideologías como el socialismo o el liberalismo.
La única alternativa posible a la persecución religiosa es la re-cristianización que pasa por el reconocimiento de lo que el pensamiento tradicional español llama ortodoxia pública, es decir, el establecimiento de un régimen político «que afirma un contenido de principios, verdades o valores de carácter superior e inmutable como base de su convivencia moral y de sus leyes»[6].
Se trataría así de poner en práctica el atractivo programa que se describe con estas palabras en la Sagrada Escritura:
«Levantemos a nuestro pueblo de la ruina y luchemos por nuestro pueblo y por el Lugar Santo» (1 Mac 3, 43).
_______________________
[1] Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid: BAC, 1967, p. 1038.
[2] Cfr. Rafael Gambra, La primera guerra civil de España (1821-1823), historia y meditación de una lucha olvidada, Buenos Aires: Ediciones Nueva Hispanidad, 2006.
[3] Miguel Ayuso, Las murallas de la ciudad, Buenos Aires: Ediciones Nueva Hispanidad, 2001, p. 117.
[4] Cit.por: Jaime de Carlos Gómez-Rodulfo, Antología de Ramón Nocedal y Romea, Madrid: Editorial Tradicionalista, 1952, p.27.
[5] Vicente Palacio Atard, Cinco historias de la República y de la Guerra, Madrid: Editora Nacional, Madrid, 1973, p. 41.
[6] Rafael Gambra, Tradición o Mimetismo, Madrid: IEP, 1976, p.94.
Cerró el turno de intervenciones el profesor José Miguel Gambra, Presidente del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo y Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista. Reproducimos a continuación sus palabras:
Agradezco a FORO su invitación para hablar en esta ocasión, felicito a D. Javier Esparza y a D. Ángel David Martín Rubio, por su brillante intervención, y doy las gracias a la Dra. Martínez-Sicluna, que me ha introducido como miembro de esta Universidad. Sin embargo, aunque estoy unido a ella desde hace treinta y tantos años como profesor, prefiero no presentarme de esa manera, sino como presidente del Círculo de Estudios Tradicionalistas Antonio Molle Lazo. Y no me quiero presentar como profesor de esta casa, porque los actos sacrílegos en ella realizados enturbian tanto el prestigio de esta que fue venerable institución, que pertenecer a ella ya no es para mí un honor. La totalidad de los méritos acumulados, durante más de quinientos años, por los sabios que han pertenecido a la Complutense no basta para enjugar la afrenta cometida en Somosaguas contra Nuestro Señor.
Dirán ustedes, sin duda, que esta apreciación es en extremo injusta, pues la Universidad Complutense no puede responsabilizarse de los desmanes cometidos por sus alumnos. No es así. Para convencerse basta ver las reacciones oficiales de sus autoridades: los actos sólo fueron condenados de manera formularia, las autores no han sido expedientados y las asociaciones que los han perpetrado no han sido ilegalizadas. Al contrario, se les han concedido los locales del centro de Madrid para que desde allí irradien su anticatolicismo a toda la ciudad convocando la procesión atea proyectada para el Jueves Santo.
Esta respuesta de las autoridades da la impresión de una cierta anuencia a las profanaciones y, si miramos antes y alrededor de esos incalificables actos, esa impresión se reafirma.
La legislación democratizante de tiempos recientes permite formar asociaciones estudiantiles y concede una importante representación de alumnos en los órganos de gobierno. Al principio, en la época de decadencia del marxismo tras el desfondamiento de la Unión Soviética, las asociaciones eran más o menos inocuas y había escasísima participación del alumnado en muchos órganos rectores. En los últimos años, el neomarxismo, que toma las formas de antiglobalización, de feminismo, de sexualismo antinatural o de movimientos antisistema, ha aprovechado esas facilidades para constituir asociaciones que, a su vez, han copado buena parte de la representación estudiantil en los órganos universitarios, la mayoría de las veces con un apoyo ridículo por parte del alumnado. La masiva abstención de los alumnos en las elecciones a representantes ha sido descaradamente utilizada por esas asociaciones para ocupar toda la representación en los órganos de gobierno, con un apoyo que, a veces, no supera el 5% y puede ser del 2% de los alumnos.
El poder de esas asociaciones ha crecido hasta el punto de ejercer una verdadera tiranía en algunas facultades; tiranía que está en proporción directa a la presencia de autoridades académicas de similar ideología. En Políticas, cuyo decano ha defendido el sacrílego asalto a la capilla como «expresión de pluralidad de tendencias», el desorden ha llegado a ser tal, que, hace unos días se han suspendido actos ya concedidos, porque podían no gustar a las asociaciones y porque el decano se ha sentido incapaz de asegurar que se desarrollen con normalidad. Y, durante el mandato del rector Berzosa, se ha extendido a toda la universidad la anarquía que ha convertido políticas en un verdadero zoco impresentable.
Así, en muchas facultades, so pretexto de libertad de expresión, se han hecho común el insulto más descarado a la religión y a las cosas más sagradas, sin que las autoridades hayan querido poner coto a ello, sea por temor sea por convencimiento. Los mismos órganos del rectorado han desoído sistemáticamente las denuncias que algunos hemos presentado, durante todos estos años, contra la práctica de poner carteles insultantes para la Iglesia y la religión. En cambio, cualquier denuncia por parte del feminismo radical ha sido presurosamente atendida, por lo menos en lo que yo he podido conocer.
A nadie se le escapa que, a un nivel más alto del poder, la era Berzosa ha coincidido con la era Zapatero. La poderosa mente de estadista que posee Zapatero le ha llevado a proponerse como programa de gobierno demostrar que es tan rojo como su abuelito. Por eso ha roto con todos los pactos implícitos alrededor de la Constitución y se ha dedicado, con especial encono, no sólo a promulgar leyes contra la moral católica, como sus predecesores, sino a perseguir directamente a la Iglesia y a promocionar la cultura de la blasfemia. Cabe incluso conjeturar que el año de plazo que le queda antes de dejar el Gobierno lo dedique a completar ese programa, de manera que posiblemente la persecución arrecie en los próximos meses.
¡No! Los profanadores de Somosaguas y sus corifeos no son enfermos psiquiátricos, como han dicho algunos medios de comunicación. Los actos de las personajas que asaltaron la capilla no son sino la puesta en práctica de lo que les ha sido transmitido por el ambiente sostenido o tolerado muchas autoridades académicas y de lo que les ha transmitido la cultura subvencionada, y los medios de comunicación oficiales. Se trata de avanzadillas de jóvenes marxistas, similares a las que, so pretexto de libertad, se adueñaron de la Universidad al final del régimen anterior, y que ahora, so pretexto de que la Universidad sea pública, ya no defienden libertad alguna, sino que ejercen una auténtica dictadura popular que quiere expulsar de la universidad cuanto no coincida con sus presupuestos ideológicos, y especialmente a los católicos. Antes, por lo menos estaban rodeados del halo estético de quienes se oponen al poder, hoy no son más que serviles sicarios del poder político, que en los actuales sistemas bipartidistas –no nos engañemos– deja a las izquierdas el gobierno de las mentes con tal de que éstas dejen al centro el poder económico. Es de suponer que el nuevo rector vestirá de uniforme y gorra de plato a estos sicarios y que los veremos paseándose por la Universidad y vigilando las actividades contrarias a los ucases rectorales.
Los actos de Somosaguas se ha dicho que son teatrales, simbólicos y sin violencia. Pero tales actos, más o menos intelectualoides, son síntoma de lo que se avecina. En los Madriles del Trienio Liberal, los cafés y ateneos estaban poblados de jovenzanos exaltados que adoptaban actitudes declamatorias entre bufas y blasfemas, con aplauso de las sociedades secretas que, de hecho, gobernaban el país. Pocos años después, en 1834, cuando ese ambiente penetró más allá de las élites intelectuales, la bufonada sacrílega se convirtió en matanza y despedazamiento de frailes, y en profanación y destrucción de iglesias, ante los cuales Martínez de la Rosa –un centrista de entonces– se lavó las manos y se limitó a lamentar lo ocurrido.
Los eclesiásticos, ante hechos de esta clase, empiezan, no sin razón, a poner sus barbas en remojo y echan de menos unas potentes ayudas que no les llegan de parte alguna. Sólo algunas instituciones de escasos medios y algunas personas aisladas les han prestado apoyo en esta tesitura, que probablemente se extenderá como un reguero de pólvora.
Su debilidad se ha visto propiciada por unos errores que vienen de lejos. Las autoridades eclesiásticas apostaron decididamente por la democracia en la Transición y usaron de una autoridad, que no tenían, para exigir de los fieles que no formaran partidos ni grupos políticos católicos y que se conformaran con inspirar desde dentro los partidos laicos existentes. Y eso no fue sólo una tendencia de los eclesiásticos españoles, sino que venía de más arriba. Baste pensar que la legislación eclesiástica ha incluido la obligación a priori de pedir permiso a los ordinarios, o la autoridad eclesiástica competente, para que cualquier asociación pueda hacer uso del nombre de católicos. Y como ese permiso, de facto, no se concede sino a los demócrata-cristianos, el resultado es que hoy no hay partido fuerte alguno que defienda a la Iglesia, y los eclesiásticos andan tan desamparados en la selva política como niños perdidos en un bosque.
Agradecidos por la ayuda de los eclesiásticos, los partidos políticos de uno y otro signo, durante bastantes años, no acosaron para nada a la Iglesia. Las izquierdas, incluidas las más extremas, en parte por la propia decadencia mundial de esa ideología y, en parte, por lo asombrados que debían de estar ante la actitud de los jerarcas eclesiásticos, convivieron en relativa paz con ellos. Pero, desde Zapatero, el ensalmo se ha roto y, desparecida la tácita connivencia entre los eclesiásticos y el estado constitucional, el peligro anticristiano que este conlleva en esencia, ha aparecido con toda su crueldad.
Ante semejante situación cualquiera se preguntará ¿por qué no cambia de estrategia la Iglesia? Lo que pasa es que no se trata de una estrategia momentánea, sino de la aplicación de la absurda teoría del estado laico-cristiano, que es una opinión utópica, irrealizada e irrealizable, ajena a la tradición católica, que afecta a asuntos políticos en los cuales la jerarquía eclesiástica no tiene especial autoridad.
En la literatura generada por los acontecimientos de Somosaguas, se ha llamado repetidamente cobardes a sus autores, porque no se atreven a hacer con las mezquitas musulmanas lo mismo que con los templos católicos. Implícitamente se supone que los católicos no se van a defender. Verdad es que la religión católica dista mucho de la crueldad mahometana, lo cual no quita que el catolicismo español siempre haya sabido defender su religión, ya desde tiempos de la invasión musulmana hasta épocas más recientes. De hecho, la persecución a la Iglesia ha sido el principal acicate de muchas de las contiendas de los últimos siglos, desde la Guerra de la Convención a la Guerra del 36, pasando por las de la independencia y las guerras carlistas.
Siguiendo el ejemplo de sus mayores, el catolicismo español, por amor a Dios y a la Iglesia, tiene que recuperar la influencia política que por su número le corresponde. Y, por paradójico que parezca, tiene que empezar por abandonar el clericalismo que le tiene paralizado. Es de toda evidencia que no bastan denuncias, recogidas de firmas y manifestaciones. Es de vital urgencia que los católicos hallen la vía de asociarse, con o sin el beneplácito de las autoridades eclesiásticas, porque la función de éstas no es organizar la sociedad civil, sino transmitir la doctrina social, en consonancia con la tradición, señalar el error e intervenir en lo que afecte a asuntos espirituales.
Hay que adherirse a las organizaciones y partidos que defienden la integridad de la tradicional doctrina social de la Iglesia, con el fin de evitar en nuestro país la barbarie anticatólica que empieza a aflorar, y cuyas imprevisibles consecuencias pueden ser de la mayor gravedad. La incapacidad de los eclesiásticos no nos exonera de la obligación de defender a Dios. Hay que romper con el voto cautivo de los católicos y restar apoyo a los partidos que se reparten el poder. Dentro de la legalidad humana vigente, ése es el único camino efectivo.
Pero, si la ley humana falla y esto sigue así, los católicos deberemos hacer cuanto permita la ley de Dios en defensa de Nuestro Señor y de la Iglesia, empezando por acudir a la procesión blasfema de Jueves Santo, por ponerse delante y, luego, pues ¡a ver qué pasa! Lo exige nuestra fe, lo exige nuestro amor a España y lo exige el honor mismo que merece Dios.
07 abril 2011
Acto en defensa de la libertad de la Iglesia
Fiel a su lema, el Carlismo nunca se ha quedado impasible ante el sacrilegio o la blasfemia perpetrado por los enemigos de Dios y de la Iglesia. Aunque el Círculo Antonio Molle Lazo es una asociación cultural, forma parte de la Comunión Tradicionalista y, por ello, ha decidido colaborar con entusiasmo en el siguiente acto:
¿VUELVE LA PERSECUCIÓN CONTRA LA IGLESIA?
Acto en defensa de la libertad de la Iglesia
Mesa redonda con la participación de:
- Dra. Consuelo Martínez-Sicluna (profesora UCM)
- Dr. Ángel David Martín Rubio (canónigo)
- D. José Javier Esparza (periodista)
- Dr. José Miguel Gambra (profesor UCM)
El próximo jueves, día 14 de abril de 2011, a las 12:30, en la FACULTAD DE DERECHO de la Universidad Complutense de Madrid (Ciudad Universitaria).
Convoca la asociación Foro Universitario Francisco de Vitoria
Os rogamos que acudáis al acto, que difundáis este anuncio y que os adhiráis a él pinchando en este enlace: ADHESIONES
04 abril 2011
Dos convocatorias próximas en Madrid
Sábado 9 de abril de 2011
10:15
XLVIII Reunión de Amigos de la Ciudad Católica:
La tradición católica
y el nuevo orden global
Miércoles 13 de abril de 2011
18:30
Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
Seminario de Derecho Natural y Filosofía del Derecho
¿Libertad de religión
o de la religión?
El problema del derecho y la libertad
para el ordenamiento jurídico
10:15
XLVIII Reunión de Amigos de la Ciudad Católica:
La tradición católica
y el nuevo orden global
Pulse sobre las imágenes para ampliarlas
Miércoles 13 de abril de 2011
18:30
Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
Seminario de Derecho Natural y Filosofía del Derecho
¿Libertad de religión
o de la religión?
El problema del derecho y la libertad
para el ordenamiento jurídico
Pulse sobre las imágenes para ampliarlas
13 marzo 2011
Seminario de formación Madrid 2 de abril
Sábado 2 de abril de 2011
19:00
Seminario de formación
XIII centenario de la invasión mahometana:
Reflexiones sobre la nueva islamización de España
por Eugenio Barrera
Fundación Francisco Elías de Tejada
C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38, bajo izquierda
(Metro Alonso Cano, Gregorio Marañón, Iglesia)
Más información: correo electrónico
07 marzo 2011
En Madrid sí se celebra la fiesta de los Mártires de la Tradición
Tras el vergonzoso boicot de los PP. Agustinos y del Arzobispado de Madrid contra la Misa por los Mártires de la Tradición que iba a celebrarse en la Iglesia de San Manuel y San Benito, la misma se traslada a la Capilla Santiago Apóstol, el mismo jueves 10 de marzo, a las ocho de la tarde.
Jueves 10 de marzo de 2011
20:00
Santa Misa por los
Mártires de la Tradición
Capilla Santiago Apóstol
C/. Catalina Suárez, 16
(junto al nº 85 de la Avda. Ciudad de Barcelona)
Metro Pacífico, salida Dr. Esquerdo, impares.
Bus 8, 10, 24, 37, 54, 56, 57, 136, 140 y 141.
C/. Catalina Suárez, 16
(junto al nº 85 de la Avda. Ciudad de Barcelona)
Metro Pacífico, salida Dr. Esquerdo, impares.
Bus 8, 10, 24, 37, 54, 56, 57, 136, 140 y 141.
Como sabéis, esa festividad fue establecida por S.M.C. Don Carlos VII en 1895 y, desde entonces, ha sido puntualmente celebrada por los carlistas, año tras año. Nada mejor que las palabras del propio Rey, para entender el sentido de esta celebración:
«¡Cuántos centenares de valerosos soldados he visto caer junto a mí, segados por las balas besando mi mano, como si en ella quisieran dejarme, en su último aliento, su último saludo a la Patria! (...)
Todos morían al grito de ¡Viva la Religión!, ¡viva España!, ¡viva el Rey!
Con la misma sagrada invocación en los labios ¡cuántos otros han entregado el alma a Dios, mártires incruentos en los hospitales, en la miseria; matados, aun más que por el hombre, por las humillaciones, y todo por no faltar a la fe jurada, por ser fieles al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante!
Nosotros, continuadores de su obra y herederos de las aspiraciones de todos ellos, tenemos el deber ineludible de honrar su memoria.
Con ese objeto propóngome que se instituya una fiesta nacional en honor de los mártires que, desde principio del s. XIX, han perecido a la sombra de la bandera de Dios, Patria y Rey, en los campos de batalla, en el destierro, en los calabozos y en los hospitales, y designo para celebrarla el día 10 de marzo de cada año, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de mi abuelo Carlos V. (...)
En ella debemos procurar sufragios a las almas de los que nos han precedido en esta lucha secular, y honrar su memoria de todas las maneras imaginables».
Esto decía Carlos VII al instituir la fiesta hace 115 años. Con cuánta mayor razón lo diría hoy, tras el inmenso sacrificio que hicieron los requetés durante la Cruzada del 36. Sacrificio que condujo a la victoria y salvó a España del peligro marxista, pero se renovó de manera cruenta con los carlistas muertos a manos del terrorismo.
En esta sociedad desértica de toda virtud, sentimos los carlistas la zozobra de una soledad sin oasis; nuestro espíritu decae y se tambalea en su aislamiento. Nada tan reconfortante como unirnos en la oración por aquellas masas de requetés y correligionarios que nos han precedido. Así recordaremos que, a pesar del transitorio abandono de quienes nos rodean en el espacio, estamos, a través del tiempo, enlazados con innumerables hombres de ejemplar virtud, cuyo esfuerzo nos ha transmitido la antorcha inmortal del carlismo. Nada más piadoso que rezar por el eterno descanso de sus almas y pedir la intercesión de todos los que estarán en la presencia del Padre, como, de seguro, lo está Antonio Molle Lazo.
Venid, pues, numerosos a orar por nuestros muertos. Porque vosotros, fieles a la fe jurada y dolientes por las humillaciones, serviréis de enlace con futuras generaciones de carlistas que, a su vez, os procurarán sufragios para vuestro eterno descanso.
Madrid, 21 de febrero de 2011)
04 marzo 2011
No se va a celebrar la Misa de los Mártires de la Tradición
Estimados amigos:
Con gran pesadumbre, tenemos que comunicaros que
Con gran pesadumbre, tenemos que comunicaros que
NO SE VA A CELEBRAR LA MISA DE LOS MÁRTIRES DE LA TRADICIÓN,
convocada por la Comunión Tradicionalista y el Círculo Cultural Antonio Molle Lazo para el día 10 de marzo en la Iglesia de San Manuel y San Benito, en la madrileña calle de Alcalá.
Hace unas tres semanas, el Rvdo. P. José Ignacio Alonso Martínez, párroco de esa Iglesia, regentada por los PP. Agustinos, se comprometió en persona a ceder la iglesia para que se celebrara según el rito tradicional la Santa Misa por los Mártires de la Tradición; cosa que quedó anotada en el libro parroquial y os fue anunciada, como bien recordaréis. El miércoles 2 de marzo, el Presidente del Círculo Molle se puso en contacto con el P. José Ignacio Alonso, con el fin de ultimar detalles antes de la celebración. En ese momento, entráronle al Párroco dudas y temores sobre la conveniencia del rito, diole vueltas, adujo razones, dilató la decisión, y finalmente halló en las oficinas del Arzobispado de Madrid una excusa para faltar a su palabra, como evidentemente deseaba: parece que un asesor del Arzobispado, le comunicó que en Madrid el rito tradicional de la misa sólo puede celebrarse en el Tercer Monasterio de la Visitación. Y eso que el motu proprio «Summorum Pontificum», por el cual se reconoce la vigencia y validez del rito tradicional latino, sólo hace depender del párroco la decisión de celebrarlo, y no deja resquicio a su limitación por parte de los obispos. La Archidiócesis de Madrid sólo acepta del Vaticano lo que encaja con el espíritu modernista de la Conferencia Episcopal Española, y los párrocos obedecen a Mons. Rouco, no a Roma.
Para intentar paliar el desaguisado, el Presidente del Círculo Molle Lazo se puso en contacto con el Arzobispado, donde no consiguió sino padecer ese toreo dulce, suave, educado y eficaz, que tan sabiamente practican los funcionarios eclesiásticos. Nada importó al Párroco que la Comunión y el Círculo Molle hubieran mandado cientos de cartas y enviado miles de correos electrónicos; que se hubiera anunciado la Misa en Internet y en otros medios de comunicación; ni que, a pocos días vista, esta situación produjera graves inconvenientes. El agustino se mantuvo firme en la negativa a que se celebrara la Misa en el rito tradicional. Pidió perdón por el «error», verdad es. Pero no se consideró obligado ni por la palabra empeñada ni por las normas emanadas de Roma.
Sea vuestra palabra sí sí, no no. Es deber, común a todo hombre y no sólo a todo cristiano, cumplir los compromisos libremente acordados con cualquier persona… Pero, para estos eclesiásticos, ¿cabe siquiera pensar que un tradicionalista sea una persona?
Os pedimos excusas, no desde luego por nuestro tradicionalismo, ni por nuestro apego a la Misa de San Pío V, sino por el resquicio de ingenuidad que todavía pervive en nosotros y nos ha llevado a causaros estas molestias.
Hace unas tres semanas, el Rvdo. P. José Ignacio Alonso Martínez, párroco de esa Iglesia, regentada por los PP. Agustinos, se comprometió en persona a ceder la iglesia para que se celebrara según el rito tradicional la Santa Misa por los Mártires de la Tradición; cosa que quedó anotada en el libro parroquial y os fue anunciada, como bien recordaréis. El miércoles 2 de marzo, el Presidente del Círculo Molle se puso en contacto con el P. José Ignacio Alonso, con el fin de ultimar detalles antes de la celebración. En ese momento, entráronle al Párroco dudas y temores sobre la conveniencia del rito, diole vueltas, adujo razones, dilató la decisión, y finalmente halló en las oficinas del Arzobispado de Madrid una excusa para faltar a su palabra, como evidentemente deseaba: parece que un asesor del Arzobispado, le comunicó que en Madrid el rito tradicional de la misa sólo puede celebrarse en el Tercer Monasterio de la Visitación. Y eso que el motu proprio «Summorum Pontificum», por el cual se reconoce la vigencia y validez del rito tradicional latino, sólo hace depender del párroco la decisión de celebrarlo, y no deja resquicio a su limitación por parte de los obispos. La Archidiócesis de Madrid sólo acepta del Vaticano lo que encaja con el espíritu modernista de la Conferencia Episcopal Española, y los párrocos obedecen a Mons. Rouco, no a Roma.
Para intentar paliar el desaguisado, el Presidente del Círculo Molle Lazo se puso en contacto con el Arzobispado, donde no consiguió sino padecer ese toreo dulce, suave, educado y eficaz, que tan sabiamente practican los funcionarios eclesiásticos. Nada importó al Párroco que la Comunión y el Círculo Molle hubieran mandado cientos de cartas y enviado miles de correos electrónicos; que se hubiera anunciado la Misa en Internet y en otros medios de comunicación; ni que, a pocos días vista, esta situación produjera graves inconvenientes. El agustino se mantuvo firme en la negativa a que se celebrara la Misa en el rito tradicional. Pidió perdón por el «error», verdad es. Pero no se consideró obligado ni por la palabra empeñada ni por las normas emanadas de Roma.
Sea vuestra palabra sí sí, no no. Es deber, común a todo hombre y no sólo a todo cristiano, cumplir los compromisos libremente acordados con cualquier persona… Pero, para estos eclesiásticos, ¿cabe siquiera pensar que un tradicionalista sea una persona?
Os pedimos excusas, no desde luego por nuestro tradicionalismo, ni por nuestro apego a la Misa de San Pío V, sino por el resquicio de ingenuidad que todavía pervive en nosotros y nos ha llevado a causaros estas molestias.
01 marzo 2011
Madrid, días 5 y 10 de marzo
Sábado 5 de marzo de 2011
19:00
Seminario de formación
Sociedad y regionalismo en Vázquez de Mella
La sistematización doctrinal del carlismo
por Francisco Sevilla Benito
Fundación Francisco Elías de Tejada
C/. José Abascal (ant. General Sanjurjo), 38, bajo izquierda
(Metro Alonso Cano, Gregorio Marañón, Iglesia)
Jueves 10 de marzo de 2011
20:30
Santa Misa por los
Mártires de la Tradición
Iglesia de San Manuel y San Benito
C/. Alcalá, 83
(esquina C/. Columela; Metro Retiro)
ATENCIÓN:
- Misa suspendida por causas ajenas a nuestra voluntad. Más información aquí.
- Se traslada a la Capilla Santiago Apóstol, el mismo jueves 10 de marzo a las 20:00. Más información aquí.
26 febrero 2011
Mártires de la Tradición 2011 en Madrid
Jueves 10 de marzo de 2011
20:30
Santa Misa por los
Mártires de la Tradición
Iglesia de San Manuel y San Benito
C/. Alcalá, 83
(esquina C/. Columela; Metro Retiro)
C/. Alcalá, 83
(esquina C/. Columela; Metro Retiro)
Como sabéis, esa festividad fue establecida por S.M.C. Don Carlos VII en 1895 y, desde entonces, ha sido puntualmente celebrada por los carlistas, año tras año. Nada mejor que las palabras del propio Rey, para entender el sentido de esta celebración:
«¡Cuántos centenares de valerosos soldados he visto caer junto a mí, segados por las balas besando mi mano, como si en ella quisieran dejarme, en su último aliento, su último saludo a la Patria! (...)
Todos morían al grito de ¡Viva la Religión!, ¡viva España!, ¡viva el Rey!
Con la misma sagrada invocación en los labios ¡cuántos otros han entregado el alma a Dios, mártires incruentos en los hospitales, en la miseria; matados, aun más que por el hombre, por las humillaciones, y todo por no faltar a la fe jurada, por ser fieles al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante!
Nosotros, continuadores de su obra y herederos de las aspiraciones de todos ellos, tenemos el deber ineludible de honrar su memoria.
Con ese objeto propóngome que se instituya una fiesta nacional en honor de los mártires que, desde principio del s. XIX, han perecido a la sombra de la bandera de Dios, Patria y Rey, en los campos de batalla, en el destierro, en los calabozos y en los hospitales, y designo para celebrarla el día 10 de marzo de cada año, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de mi abuelo Carlos V. (...)
En ella debemos procurar sufragios a las almas de los que nos han precedido en esta lucha secular, y honrar su memoria de todas las maneras imaginables».
Esto decía Carlos VII al instituir la fiesta hace 115 años. Con cuánta mayor razón lo diría hoy, tras el inmenso sacrificio que hicieron los requetés durante la Cruzada del 36. Sacrificio que condujo a la victoria y salvó a España del peligro marxista, pero se renovó de manera cruenta con los carlistas muertos a manos del terrorismo.
En esta sociedad desértica de toda virtud, sentimos los carlistas la zozobra de una soledad sin oasis; nuestro espíritu decae y se tambalea en su aislamiento. Nada tan reconfortante como unirnos en la oración por aquellas masas de requetés y correligionarios que nos han precedido. Así recordaremos que, a pesar del transitorio abandono de quienes nos rodean en el espacio, estamos, a través del tiempo, enlazados con innumerables hombres de ejemplar virtud, cuyo esfuerzo nos ha transmitido la antorcha inmortal del carlismo. Nada más piadoso que rezar por el eterno descanso de sus almas y pedir la intercesión de todos los que estarán en la presencia del Padre, como, de seguro, lo está Antonio Molle Lazo.
Venid, pues, numerosos a orar por nuestros muertos. Porque vosotros, fieles a la fe jurada y dolientes por las humillaciones, serviréis de enlace con futuras generaciones de carlistas que, a su vez, os procurarán sufragios para vuestro eterno descanso.
Madrid, 21 de febrero de 2011)
ATENCIÓN:
- Misa suspendida por causas ajenas a nuestra voluntad. Más información aquí.
- Se traslada a la Capilla Santiago Apóstol, el mismo jueves 10 de marzo a las 20:00. Más información aquí.
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