Tras menos de siete meses desde las elecciones generales anteriores, el régimen de facto y su Gobierno en funciones vuelven a llamar a los españoles a las urnas. Nada ha cambiado; con la nueva convocatoria sólo aumenta el derroche de dineros públicos, al tiempo que disminuye el número de ilusos que esperan algo de los procesos electorales.
Reproducimos, por lo tanto, la parte aplicable de nuestro comunicado de abril de este año. A las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019 no concurre ninguna candidatura a la que los tradicionalistas puedan dar su apoyo. La única opción que, por desgracia, queda para el Carlismo es la opción cristiana y patriótica de la abstención, que pone de manifiesto el rechazo a este sistema corrupto y corruptor.
Como explicaba el Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista en un artículo del pasado mayo: «si nos atenemos a lo oficial, a la liza de partidos y a sus programas, quien vota a un partido favorable (más o menos) al aborto, a las leyes contra la familia, a la degeneración sexual, a la corrupción en la escuela, a la disolución de la Patria, a la esclavitud práctica del asalariado, al totalitarismo, al estatismo o a tantas otras infamias del sistema, peca. Peca, primero, por acatar la soberbia satánica del sistema mismo, y peca por hacerse cómplice de cuantos desmanes pueda cometer el partido votado. Y a ese votante no le vale escudarse en el principio del mal menor, a no ser que su voto favorezca a un partido cuyo programa coincida totalmente con los principios del orden social cristiano, lo cual supondría la desaparición del sistema liberal mismo. Y si tal cosa no existe, siempre le queda abstenerse».
Madrid, noviembre 2019.
Secretaría Política
Comunión Tradicionalista