A poco más de un mes de la celebración señera de los carlistas, la festividad de los Mártires de la Tradición, desde el Círculo General Carlos Calderón realizamos un llamamiento a todos los correligionarios para que cooperen con nosotros por salvar la tumba del ilustre titular de nuestro humilde círculo.
Repasemos su biografía:
Don Carlos Calderón y Vasco (Granada, 1845 - París, 1891), de quien hemos hablado en otras ocasiones (cf.
CXXIII Aniversario de Carlos Calderón y Vasco;
El general carlista granadino Don Carlos Calderón y Vasco;
Carlos Calderón y Vasco, general carlista granadino) fue un militar que tras el estallido de la Revolución de Septiembre de 1868 se presentó en París para ofrecer su espada a Don Carlos VII, que lo nombra Capitán. Durante la III Guerra Carlista llegó a ser Brigadier y acabada la misma, por su lealtad y servicios prestados, el Duque de Madrid —gran amigo suyo hasta el final de sus días— lo ascendió a General de División.
El nombre de Calderón sonó mucho en la guerra y sus cargas a la bayoneta fueron célebres. Oroquieta, Monreal, Oñate, Eraul, Lecumberri, Estella y Dicastillo podrían hablar del heroísmo de don Carlos Calderón.
En febrero de 1876 se le encargó la defensa de Montejurra y al mando solamente de tres batallones, un escuadrón y una batería, logró poner su enardecido entusiasmo a la mayor altura de la gloria militar. Al ser tomada Estella por los liberales, el General Primo de Rivera, como recompensa al valor demostrado por Calderón, le devolvió su espada, haciéndolo prisionero bajo palabra de honor.
Quizá debido a este gesto de caballerosidad por parte del enemigo, algunos revoltosos navarros empezaron a circular el rumor de que Calderón los había traicionado, habiendo vendido Montejurra al enemigo por cinco mil duros, suma que él se gastaba en la menor de las fiestas que con frecuencia ofrecía. Esta disparatada calumnia no hizo nunca la menor mella en el ánimo de Carlos VII, que le conservó hasta la muerte grandísimo afecto, conviniendo los dos que, mientras vivieran, pasarían juntos todos los años el día de San Carlos, patrón de ambos.
Prueba de la dedicación y entrega no sólo militar, sino también pecuniaria, de Carlos Calderón a la Sagrada Causa de la Tradición —que jamás abandonó— son las palabras del Rey legítimo en 1870:
«Tiene corazón y bastante buen criterio; es valiente y decidido. [...] Ha hecho sacrificios pecuniarios por la Causa y está dispuesto a hacer más».
Como curiosidad, puede citarse el personaje de las Sonatas de Valle-Inclán, el Marqués de Bradomín, todo un Don Juan inspirado en la figura del General Calderón.
Para la ciudad de Granada la familia Calderón fue una gran benefactora. El padre de D. Carlos Calderón y Vasco, D. Carlos Manuel Calderón y Molina, construyó el carmen de los Mártires; y su señora madre, D.ª Josefa Calderón Gómez, se entregó por completo a la caridad cristiana que le valió recibir el título de Marquesa de la Caridad por Carlos VII en 1874. Muestra del ejercicio de esta virtud teologal por parte de la familia Calderón es el Colegio que donaron a la ciudad de Granada para la enseñanza de los pobres: el Colegio Calderón, hoy Regina Mundi, cuyo edificio original se encontraba en la calle Recogidas.
Acabada la guerra, Carlos Calderón se dedicó a sus importantes negocios en el extranjero y llegó a ser director de la Compañía Transatlántica y de los ferrocarriles mexicanos.
Su muerte le sorprendió en París la madrugada del 9 de noviembre de 1891, tras haber celebrado una fiesta en honor de los Grandes Duques Vladimiro. Los restos mortales de nuestro General fueron trasladados a Granada desde la capital de Francia y recibió cristiana sepultura en la finca Jesús del Valle, antiguo convento jesuita propiedad de la familia Calderón.
La tumba
En dicha hacienda-convento permanecieron enterrados los huesos del General Calderón hasta 1980, cuando la familia tuvo que venderla. Actualmente, el antiguo convento de la Compañía de Jesús (una víctima más de la terrible desamortización de Mendizábal), que adquirió la familia del General Calderón, se encuentra en estado ruinoso. El buen criterio y piedad de los bisnietos de Concepción Calderón y Vasco, hermana de Carlos Calderón, motivó el traslado de los restos mortales de sus mayores, entre ellos el General Calderón, al Cementerio San José de Granada.
Uno de los familiares de estirpe carlista granadina nos ha relatado una anécdota de su traslado:
«Recuerdo escucharle a alguno de mis tíos que estuvieron allí presentes que el uniforme militar del general Calderón se encontraba impecable, que la boina roja se encontraba en perfecto estado y que el sepulturero se extrañó de lo bien conservado que estaba todo. Realismo mágico granaíno».
No obstante, la sobrina-bisnieta titular de la tumba del General ha fallecido hace pocos años y las tasas han dejado de pagarse, por lo que cualquier año podrían perderse los derechos a que los restos continúen sepultados en su actual ubicación.
El Cementerio de Granada, gestionado impropiamente por una empresa privada, Emucesa, que pone a disposición de los musulmanes un gran terreno separado para el enterramiento de estos, siempre bajo suelo y separado de aquellos que no son seguidores de Mahoma, como mandan las leyes de su falso profeta y en virtud de la ley socialista de 1992, que otorga este privilegio sólo a judíos y mahometanos y no a los católicos (ley conservada, como es lógico, por los posteriores gobiernos conservadores del Partido Popular), no tiene ningún reparo en exhumar los cadáveres de los difuntos cristianos y depositarlos en una fosa común a la mínima que sus familiares se descuidan en el pago de las tasas, obteniendo así más espacio para nuevos «clientes». Prueba de ello son los innumerables avisos de exhumación inminente que pueden verse en las tumbas al visitar el cementerio.
Para que se conserve la tumba del General Calderón y evitar que sus restos acaben en una fosa común, es preciso pagar las tasas atrasadas desde hace 11 años, que ascienden a 341 euros. Pero los integrantes del Círculo General Calderón no nos conformamos con eso y queremos dotarle además de una lápida de la que actualmente carece y cuyo valor asciende a no menos de 1500 euros.
Por todo ello, realizamos un llamamiento a nuestros amigos y correligionarios para que realicen una contribución económica, en las medidas de sus posibilidades, honrando así la memoria de aquél que tan valiente y lealmente luchara por la bandera de Dios, la Patria y el Rey, como reza nuestro sagrado lema.
Para hacer un donativo a tan noble fin, puede realizar una transferencia por PayPal a circulogeneralcalderon@gmail.com o bien una transferencia o ingreso bancario al siguiente número de cuenta corriente:
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Fotografía frente a la tumba del General
Carlos Calderón y Vasco (2014) |
REQUIESCAT IN PACE
* El lector que desee cerciorarse de la veracidad de los hechos que exponemos, puede dirigirse por teléfono al Cementerio San José de Granada en el 958 221 864 (
www.emucesa.es).