04 noviembre 2005

El Círculo Cultural Antonio Molle Lazo celebró la festividad de Cristo Rey

Por segundo año consecutivo, el Círculo Cultural Antonio Molle Lazo recupera la tradicional Cena de Cristo Rey y lo hace al principio del curso en víspera de la festividad en la fecha que fue instituida por Pio XI el 11 de diciembre de 1925, recordando así, que el Reinado Social de Cristo por derecho y honor, es principio básico que rige toda nuestra acción y, por ende, todas las actividades que han de celebrarse. El acto tuvo lugar en el Hotel NH Alberto Aguilera ante una nutrida asistencia de militantes y de amigos.

Si el año pasado la organización de la Cena de Cristo Rey suponía el reto de recuperar una vieja tradición particular perdida con los años, la de este año conllevaba la dificultad aún mayor de mantener las expectativas generadas el año anterior tanto en el número de asistentes como en el nivel de los oradores. Y gracias al buen hacer de los organizadores (Maricarmen, Teresa, José Antonio, Luis, etc.) y a pesar de la coincidencia con el puente de Todos los Santos, la celebración contó con la asistencia de numerosos correligionarios y amigos que llenaron el salón principal del hotel.

Teresa Jiménez París fue la encargada este año de presentar a los oradores y aprovechó para recordar a los presentes el sentido doctrinal de la festividad de Cristo Rey, que no se extiende únicamente sobre las conciencias, corazones y voluntades humanas sino que más allá, ejerce su dominio también sobre todas las realidades temporales y sobre la sociedad misma.

Posteriormente y como colofón a la celebración, intervinieron Víctor Ibáñez, José Díaz Nieva y Luis Infante que con sus intervenciones alentaron a todos los presentes a seguir perseverando en la defensa de la Fe y de la Unidad Católica de España. En los próximos días estará disponible en la página web del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo un resumen de las intervenciones de cada uno de los oradores.


Para terminar, María Teresa Jiménez París invitó a los presentes a cantar el Oriamendi que fue seguido de los vivas de rigor a Cristo Rey, a la Patria y al Rey.